La homosexualidad es injusta, se opone a la voluntad de Dios y es irreconciliable con la vocación de sacerdote, estima el papa Benedicto XVI en su libro presentado el martes a la prensa, “La luz del mundo”, una posición que provocó la indignación de los gays italianos.

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“Como seres humanos (los homosexuales) se merecen el respeto (…), no deben ser rechazados por ello. El respeto del ser humano es totalmente fundamental y decisivo”, afirma.

“Pero eso no significa que la homosexualidad sea por ello justa. Sigue siendo algo que se opone a la esencia misma de lo que Dios quiso en el origen”, precisa.

Estas declaraciones levantaron de inmediato la condena de la principal asociación italiana de defensa de los derechos homosexuales, Arcigay: “Las palabras del Papa humillan a millones de vidas que deben soportar discriminaciones a diario”, estima en un comunicado.

En su libro, Benedicto XVI se expresa de forma más específica al juzgar que “la homosexualidad no es conciliable con la vocación de sacerdote”.

“Se correría un gran riesgo si el celibato se convirtiera de alguna forma en un pretexto para hacer entrar en el sacerdocio a gente que de todos modos no puede casarse”, añade.