Imagen | Johan Viirok en Flickr

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Si en las noches sientes que el trabajo te rinde de mejor forma y estás con más energía, pese a que después debas pelear con la almohada para conciliar el sueño… ¡No es tu culpa! ya que eres una persona con un elevado coeficiente intelectual y, según un estudio, tu inteligencia te impide invocar a Morfeo.

Así lo postuló Satoshi Kanazawa junto a un grupo de investigadores de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, quienes descubrieron que las preferencias del sueño y el tiempo de una persona dependen de su intelecto.

Precisamente, el estudio asegura que quienes poseen un coeficiente intelectual más alto son propensos a ser noctámbulos -es decir, son más activos de noche y se duermen más tarde- y, por el contrario, aquellos que tienen uno más bajo suelen realizar actividades en el día e ir temprano a la cama.

¿A qué se debe este fenómeno? Como indicó Kanazawa, nuestros ancestros eran generalmente diurnos hasta que las personas consideradas inteligentes gestaron una “nueva preferencia evolutiva” hacia actividades nocturnas, la cual se manifiesta en un nivel cognitivo más complejo de gente que ejerce una profesión, profesa una religión o lleva esta particular forma de vida.

Asimismo, otra corriente postula que las preferencias de sueño obedecen en algunos casos a factores de la genética, lo que explicaría por qué los murciélagos necesitan dormir cerca de 20 horas al día, cómo ciertas aves logran dormir en pleno vuelo o que a ello se debe que las vacas alcancen el sueño con los ojos abiertos.

Pero, como indicaron en FayerWayer, todo tiene sus pro y sus contras: si bien el que te duermas a la hora que canta el gallo es un símbolo de inteligencia, también puede influir negativamente en tu vida ya que los noctámbulos son menos fiables y además son propensos a sufrir depresión, tener adicciones y desarrollar trastornos alimenticios.