Un comité de presos de la guerilla comunista Sendero Luminoso (maoísta) reclamó la libertad de su jefe histórico, Abimael Guzmán, además de una amnistía para sus 300 seguidores condenados por terrorismo en Perú, según un pronunciamiento que recibió el lunes la AFP.
El documento de más de 5 páginas renueva al gobierno peruano el pedido de libertad para Guzmán, de casi 76 años, condenado a perpetuidad y preso desde el 12 de septiembre de 1992, hace 18 años.
El pronunciamiento cifra en 300 los “prisioneros políticos y de guerra del Perú” y denuncia el supuesto “aislamiento e incomunicación absolutos en una prisión militar” de Guzmán.
“Amnistía y reconciliación nacional”, además de la libertad de Guzmán, son las banderas del pronunciamiento que los presos de la guerrilla reactivan cada 12 de septiembre, aniversario de la captura del jefe de Sendero Luminoso.
Los presos critican al gobierno de Alan García por promulgar recientemente normas legales que favorecerían a militares procesados por violaciones de los derechos humanos, que calificaron de “amnistía parcial a favor de ellos”.
Los detenidos, agrupados en un Comité de Prisioneros Políticos y de Guerra, admiten que “la sociedad peruana ya no es la misma que en los 80″, cuando la guerrilla desató un conflicto interno con atentados que dejó 70.000 muertos entre 1980 y 2000.
“La guerra terminó, las fuerzas revolucionarias fueron descabezadas, viven una derrota y enfrentan larga carcelería; y siendo la guerra un hecho político debe cerrarse con una solución política”, dice el texto.
Los presos recuerdan la intención de Sendero Luminoso de participar en las elecciones, sin precisar si lo harán en los comicios municipales y regionales de este 3 de octubre o en las presidenciales y legislativas de abril de 2011.
Guzmán fue capturado la noche del 12 de setiembre de 1992 junto al estado mayor de la organización. La detención marcó el inicio del declive de las acciones armadas de Sendero Luminoso.
Actualmente sólo quedan grupos considerados “remanentes” del senderismo que actúan en zonas de la selva, aliadas al narcotráfico y que no representan ningún peligro para la seguridad del Estado.