Francia debió justificar el martes su polémica política de expulsión de gitanos ante la Comisión Europea, garante de la libertad de movimiento y residencia en la UE, y afirmó que las recientes repatriaciones de extranjeros respetan “escrupulosamente” la ley europea.

“La acción llevada a cabo por el gobierno francés ha dado lugar a numerosas caricaturas y amalgamas inaceptables”, se indignó su ministro de Inmigración, Eric Besson, tras un encuentro con altos responsables de la Comisión Europea en Bruselas.

Foto: rnw.nl

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Según Besson, que estuvo acompañado por el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Pierre Lellouche, el diálogo con las comisarias de Justicia, Viviane Reding, y de Asuntos Interiores, Cecilia Malmstroem, fue “franco, profundo y constructivo”.

La comitiva francesa viajó a Bruselas después de que la semana pasada Reding afirmara que la situación de los gitanos en Francia le causaba una “cierta inquietud” e insistiera en la necesidad de respetar el derecho de libre circulación y residencia del que gozan unos 500 millones de ciudadanos europeos.

Pero Besson, que defendió que su gobierno ha respetado “escrupulosamente” el derecho europeo al repatriar en un mes a cerca de un millar de gitanos, subrayó que la libertad de movimiento y residencia “no es incondicional” y “no puede servir de pretexto para algunas actividades ilegales, en particular, el tráfico de seres humanos”.

El ministro se refirió además a la “responsabilidad de cada Estado miembro de la Unión Europea (UE) sobre la integración social y económica de sus ciudadanos”, opinando de forma implícita que la adaptación de los gitanos a su entorno es un asunto que concierne sobre todo Rumania, de donde son mayoritariamente originarios.

Reding decidió no pronunciarse tras la reunión mantenida con la delegación del gobierno francés, pero su portavoz había indicado unas horas antes que “los gitanos tienen los mismos derechos que el resto de ciudadanos europeos y la integración debe producirse en todas partes en Europa” y no únicamente en el país de origen.

Francia expulsó desde fines de julio a cerca de mil gitanos, repatriándolos a Rumania y Bulgaria, en el marco del endurecimiento de la política de seguridad del gobierno conservador del presidente Nicolas Sarkozy, que ha sido criticada tanto por miembros de la oposición como del propio gobierno.