La uruguaya Mónica Cristina Benaroyo, asesinada por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), fue sepultada el miércoles en Uruguay 37 años después de su desaparición y luego que sus restos fueran entregados esta semana por el Gobierno de Piñera.

“Es un epílogo doloroso pero al mismo tiempo nos conforta porque los restos al menos de una uruguaya detenida desaparecida en Chile por lo menos descansan ahora en paz”, dijo el secretario de la Presidencia, Alberto Breccia.

El cadáver de Benaroyo fue hallado el 16 de julio de 2008 en una zona desértica perteneciente a un recinto militar cerca de Arica.

Un intenso trabajo forense permitió la identificación del cuerpo, que se encontraba decapitado y semi momificado debido a la salinidad del terreno del desierto.

Uruguaya, hija de diplomáticos rumanos, Benaroyo trabajaba en la alcaldía de Arica en 1973, cuando desapareció, a los 48 años.

El golpe de Estado encabezado por Augusto Pinochet la detuvo en septiembre de ese año, para expulsarla del país. Según los datos de la Comisión Para la Paz, es el único caso de una uruguaya sin militancia política al momento de su detención. Existen 8 casos más de uruguayos desaparecidos en el país.

Breccia afirmó que quedan varios temas pendientes en la Secretaría de seguimiento de la Comisión para la Paz, que tendrán “el debido respaldo” del Gobierno.

El régimen de facto uruguayo (1973-1985) dejó 38 desaparecidos en el país, 182 en Argentina, 8 en Chile, 2 en Paraguay y 1 en Brasil, según datos de la Comisión para la Paz creada en agosto de 2000 por la Presidencia con el fin de analizar, clasificar y recopilar información sobre las desapariciones forzadas.