La senadora Isabel Allende y el destituido juez español Baltasar Garzón respaldaron en Buenos Aires la candidatura a Premio Nobel de la Paz de la organización humanitaria Abuelas de Plaza de Mayo, al lanzarse un consejo de notables en su apoyo.

Abuelas | atlasdeladiversidad.net

Abuelas | atlasdeladiversidad.net

“Es un honor que hayais pensado en mí para esta iniciativa justa y merecidísima. (…) Ya es tiempo de conceder el premio Nobel de la Paz a aquellos que luchan desde la indefensión y el desamparo más absoluto para que se haga justicia”, dijo Garzón en un acto en el Senado argentino.

A su lado, la legisladora socialista chilena dijo que “no podía no estar aquí” para el lanzamiento del Consejo de notables que respalda la postulación del organismo humanitario fundado en 1977, en plena dictadura en Argentina (1976/83).

“En esta búsqueda de los niños secuestrados, de sus nietos, (las Abuelas) han creado en el mundo entero conciencia sobre estos hechos deleznables que nunca más deben repetirse”, dijo Allende y aseguró que Abuelas “se han constituido en referente moral” en el mundo.

Abuelas logró recuperar y restituir la identidad de 101 hijos de desaparecidos apropiados por represores, y lograron incorporar el derecho a la identidad en la Convención sobre los Derechos del Niño.

Se estima que fueron robados y apropiados unos 500 niños, la mayoría nacidos durante el cautiverio de sus madres en centros clandestinos de detención.

“Cada nieto recuperado es para nosotras como un premio Nobel”, dijo la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, aunque admitió que sería “un interesantísimo reconocimiento” recibir la distinción.

El consejo está integrado por los cantautores españoles Joan Manuel Serrat e Ismael Serrano, y los periodistas Robert Cox -ex director estadounidense del Buenos Aires Herald, uno de los pocos medios que se atrevió a denunciar el terrorismo de Estado-, y el uruguayo Víctor Hugo Morales, entre otros.

Entre los argentinos, figuran los músicos Miguel Angel Estrella, León Gieco y Gustavo Santaolalla, el filósofo Ricardo Forster, el rabino Daniel Goldman y el historiador Felipe Pigna, así como ministros del gobierno de Cristina Kirchner y el senador oficialista Daniel Filmus, impulsor de la postulación.

Otro defensor de los derechos humanos, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, titular del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), recibió el Premio Nobel de la Paz en 1980.

Unas 30.000 personas desaparecieron durante la dictadura, según organismos humanitarios.