El jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, y el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, se reunieron este martes en Sao Paulo para profundizar las relaciones comerciales de sus países, minimizaron posibles tensiones diplomáticas por la extradición de un ex militante italiano.

El viaje de Berlusconi a Brasil, postergado en dos oportunidades, ocurrió en un delicado momento para las relaciones de ambos países, ya que Lula tiene que decidir si finalmente su país extradita al ex militante de extrema izquierda Cesare Battisti, condenado por asesinato en Italia.

“La relación es tan sólida que, cualquiera sea la decisión, no sufrirá ni un rasguño la relación entre Brasil e Italia”, declaró Lula en conferencia de prensa junto a Berlusconi.

Italia le imputa a Battisti -actualmente en prisión en Brasil- cuatro asesinatos ocurridos al final de los años 70, y el caso ha provocado fuertes tensiones diplomáticas entre ambos países ya que el gobierno brasileño inicialmente se inclinó por otorgarle refugio.

Finalmente, la Corte Suprema brasileña consideró que Battisti no merecía el refugio político, pero dejó la decisión última al presidente Lula.

El mandatario brasileño subrayó este martes que sólo tomará una decisión luego que la Abogacía General de la Unión, el departamento que asesora jurídicamente a la Presidencia, emita una opinión sobre la determinación de la Corte.

Cuando tenga la decisión, Lula la brindará “independientemente de las elecciones” nacionales que se disputan en octubre y en las que no será candidato, agregó.

Durante el encuentro empresarial entre Brasil e Italia realizado en Sao Paulo, Lula y Berlusconi acentuaron la cercanía económica y cultural de ambos países.

La reunión “busca garantizar nuestra aproximación” y “aumentar la colaboración entre nuestros países y la colaboración entre nuestras economías”, afirmó Berlusconi.

Entre los acuerdos firmados por autoridades brasileñas e italianas figuran pactos de cooperación en infraestructura, defensa, deporte, cultura y turismo.

El año pasado el flujo comercial bilateral fue de 6.680 millones de dólares, con un saldo negativo para Brasil de 647 millones.