En el Cementerio Nº2 de Talcahuano, fue sepultado el joven conocido como “el Niño Poeta del Puerto”, cuya historia salió a luz pública hace unos años, principalmente por su trágica niñez y adolescencia.
Hace casi una década que se conoció la triste y conmovedora historia de Juan Ramón Umaña Urra, un niño de Talcahuano, cuya vida desde sus primeros años estuvo marcada por la fatalidad.
Juan Ramón Umaña | Sename
Primero fue testigo del asesinato de su padre a manos de un sobrino adicto al neoprén, quien lo apuñaló a la entrada de su casa, cuando Juanito sólo tenía 5 años.
Luego, debió soportar una violenta agresión con arma blanca por parte de padrastro alcohólico, quien luego de atacarlo y sólo días después asesinó a su madre.
Desde ese momento comenzó una vida de vagancia e indigencia, la que en un momento decidió terminar quedándose al interior de un centro del Sename. Su tía Toña dice que “era un niño muy tierno e inteligente”.
En ese lugar, demostró su desconocido talento para expresar en palabras su viviencias a través de cuentos y poemas, los que incluso fueron plasmados en una publicación que llevó por títilo Orilla Sur, en el año 2000.
Sin embargo, no soportó el ser vigilado todo el día y decidió volver a la calle.
Por eso la tristeza de familiares y quienes lo conocieron deambulando, pidiendo dinero o simplemente solicitando algo para comer por las calles del puerto de Talcahuano, quienes llegaron hasta el cementerio número dos de la comuna a despedirlo.
Hace dos semanas decidió viajar a Santiago, hasta la casa de una tía a quien admiraba como a su madre, no obstante las largas jornadas en las frías calles del invierno en Talcahuano le pasaron la cuenta.
Finalmente Juanito murió en el Hospital Barros Luco de Santiago, pero nunca dejó de escribir, dedicando su último poema a su querida tía.
Pese a su trágica vida quedará en la memoria de quienes lo conocieron su intento por hacer más llevadera su existencia, intentando encontrar la felicidad en sus poemas.
Actualización (Martes, 15:07): Agregada fotografía.
