De acuerdo al primer vicepresidente de la Cámara de Diputados, Germán Becker (RN), durante los gobiernos de Ricardo Lagos y de Michelle Bachelet se fue deformando el interés inicial del sistema de Alta Dirección Pública (ADP) hasta utilizarlo como una forma de ‘blanquear’ a los operadores políticos, poniéndolos en las ternas de postulantes y finalmente designándolos en los cargos de la administración pública.

El diputado Becker agregó que “es lamentable que un sistema que nació en 2003 fruto de un gran acuerdo político para hacer frente a los escándalos de corrupción que hacían tambalear al gobierno de Ricardo Lagos termine dando un viso de rectitud a las mismas malas prácticas”.

Según el parlamentario de RN “era sabido por todos que durante los gobiernos de la Concertación los simpatizantes o militantes de los partidos de la Alianza no postulaban a los concursos de la Alta Dirección Pública porque jamás serían seleccionados”.

Por ello, el vicepresidente de la Cámara Baja propuso aprovechar la coyuntura para reformular el sistema de Alta Dirección Pública haciéndose cargo de las falencias que tiene, las mismas que han sido incluso expuestas por los propios integrantes del sistema.

En un análisis del funcionamiento del sistema, Mario Waissbluth y Rossana Costa, hasta entonces consejera de la ADP y actual directora de presupuesto, estimaron necesario tener “un ambiente de credibilidad y confianza, que atraiga a concursar a los mejores, y por tanto, a aquellos que tienen mayores oportunidades alternativas”, y agregaron la urgencia de “avanzar hacia un sistema más independiente de la autoridad política de turno”.

A juicio del diputado Becker, “todo esto no hace más que reafirmar que es indispensable que, más allá de la salida de tal o cual miembro del sistema por su eventual conflicto de interés, el foco tiene que estar en la necesidad de una reforma que efectivamente vele por el interés inicial, que es fomentar las buenas prácticas en el sector público”.