El presidente peruano Alan García calificó este viernes de “terrorismo vial” la toma de la carretera Panamericana por tercer día consecutivo por miles de agricultores en huelga indefinida que rechazan un proyecto cuprífero de la minera Southern, de capitales mexicanos.

“No podemos permitir que el Perú sea secuestrado por una ínfima minoría que utiliza el terrorismo vial, frente a una inmensa mayoría que quiere el progreso y la justicia social”, dijo el mandatario.

Consideró inadmisible que “un pequeño grupo profesional se adueñe de la situación promoviendo conflictos politiqueros” al advertir que el país debe rechazar a aquellos que “quieren chantajear al país tomando una carretera”.

La protesta se cumple en la provincia de Islay (departamento de Arequipa), 1.050 km al sur de Lima, donde los manifestantes, armados de palos y coreando consignas contra el gobierno, han ocupado la Panamericana, que corre paralela a la costa y une el norte y sur del país.

Un clima de permanente tensión se vive en esa zona, donde en la víspera en refriegas con la policía resultaron dos agricultores heridos de bala, según informó la Defensoría del Pueblo.

Los huelguistas se oponen al proyecto denominado Tía María, de la Southern, que pertenece al Grupo México, porque consideran que significará una grave contaminación del medioambiente de Islay y la pérdida de sus fuentes de agua con la consiguiente desaparición de sus cultivos.

El ministerio de Energía y Minas sostiene por el contrario que los estudios de impacto ambiental aseguran que el proyecto minero no perjudicará el ecosistema de la región.

El primer ministro Javier Velásquez dijo en la tarde del viernes que el gobierno está dispuesto al diálogo pero que “de ninguna manera lo harán mientras la Panamericana esté bloqueada”.

La Southern, que posee una refinería de cobre en Ilo en la región Moquegua -vecina a Arequipa- y explota dos yacimientos de cobre en el sur del país, registró ganancias netas de 5.300 millones de dólares en los últimos cinco años, según un estudio del economista Pedro Francke.