La dirección de British Airways y el sindicato Unite continuaron este lunes su guerra de palabras sobre el impacto de la huelga de los tripulantes de cabina de la aerolínea, que vive su tercer día a pesar de los llamamientos del gobierno y de empresarios a cesar el conflicto.
El sindicato, que convocó la primera huelga que se lleva a cabo en la compañía aérea británica en 13 años, mantiene que los huelguistas representan el 80% de los tripulantes de cabina, y que el número de voluntarios que aceptaron reemplazarlos es inferior a 300.
La huelga fue convocada para protestar por recortes de plantilla y otras medidas de austeridad que la dirección quiere imponer a los tripulantes de cabina para reducir las severas pérdidas provocadas por la crisis.
British Airways reiteró por su parte que las medidas que buscaban limitar el impacto de la huelga funcionan mejor de lo previsto y que ha podido realizar más vuelos de los que preveía inicialmente.
“El impacto es menor de lo previsto debido al número de empleado que vinieron a trabajar normalmente este fin de semana”, dijo un portavoz de la compañía.
Después de este primer paro de tres días, que debe concluir a medianoche, la huelga se reanudará durante cuatro días a partir del próximo sábado si las dos partes no han llegado hasta entonces a un acuerdo.
London First, una asociación que agrupa a las grandes multinacionales instaladas en la capital británica, se quejó de que la huelga dañaba la reputación de Londres, e instó a las dos partes a retomar las negociaciones.
Por su parte un portavoz de Downing Street reiteró que el primer ministro, Gordon Brown, quería también una reanudación del diálogo. “El primer ministro dijo muy francamente que la huelga no era del interés de nadie y causaba molestias inaceptables a los pasajeros” y “sigue pensando que es vital que las dos partes se réunan”, declaró el portavoz.
En este contexto, el cosecretario general de Unite, Tony Woodley, se dijo este lunes dispuesto a negociar, pero afirmó que la dirección de la aerolínea no pone nada de su parte. “No quieren negociar (…) Quieren que capitulemos, pero eso no ocurrirá”, dijo en una reunión de huelguistas.