La Coordinadora de Urgencia Pediátrica de la Red Salud de la Universidad Católica (UC), doctora Ida Concha expresó que volver a la normalidad tras el terremoto implica la colaboración de todos, profesores, la comunidad educativa del colegio y los apoderados, que como padres deben dar la tranquilidad suficiente a sus hijos para retomar la rutina habitual sin miedo.

“Los padres deben reforzar al máximo a sus hijos, contándoles que son muy queridos, que a pesar de que no estarán juntos los aman, que ellos deben confiar en el colegio, saber que es seguro y que cuidarán de ellos mientras estén ahí”, aconsejó a los papás.

Concha sostuvo que los papás deben hacer hincapié a sus hijos que es importante volver a clases para aprender, ver a los amigos y volver a la vida habitual.

“Pero además deben estar en contacto por si requieren de ellos. En el colegio deberán tener todos sus teléfonos y cómo ubicarlos por si hay alguna emergencia. Los niños que usan celular, podrán tener una hora de contacto con los padres para no sentirse tan solo o angustiado. Podría ser en el recreo o en el almuerzo”, recomendó.

Sostuvo también que el colegio debe tener un plan de emergencia, con las metodologías actuales disponibles (ver plan DEYSE) que debe ser conversado, analizado por todos los estamentos, profesores, alumnos y padres y debe ser practicado.

“Ello ayudará a estar preparado para nuevas emergencias evitando improvisaciones y desgracias futuras. Esto es muy reforzador para todos: padres, profesores y alumnos. Se pueden contactar con alguna entidad para que ayude a colaborar en el diseño del programa”, dijo.

Expresó que es fundamental que el profesor conozca qué hacer y cuándo frente a las emergencias.

“El profesor tendrá que dialogar con los alumnos, acompañarlos, conversar de las distintas experiencias vividas, reforzar lo positivo, ver las situaciones de riesgo, si se actuó bien o no, demostrar cómo la solidaridad y ayuda entre todos puede más y solucionar problemas que parecen gigantes. El profesor debe, por sobre todo, escuchar a sus alumnos, consolar y tratar de liberar las emociones de los estudiantes. Debe ayudar a los más emocionalmente complicados y orientar a aquellos que puedan requerir de apoyo profesional. Es importante hablar el tema con los especialistas con que cuentan en el colegio”, dijo Concha.