El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recibió formalmente el jueves en Oslo el Premio Nobel de la Paz, en medio de cuestionamientos por su reciente decisión de reforzar la presencia militar norteamericana en Afganistán. En su discurso, Obama dijo que aceptaba su galardón “con profunda gratitud y gran humildad”.
Al recibir el premio, Obama señaló que a veces la guerra es necesaria para combatir al mal en el mundo y las amenazas a la seguridad, pero lamentó el elevado costo humano de los conflictos armados.
Estados Unidos no debe comprometer sus ideales y debe cumplir con las reglas de la guerra al combatir a sus enemigos, agregó Obama, criticando sin mencionarlo al gobierno de su predecesor, George W. Bush.
Previamente, el presidente del Comité Nobel noruego, Thorbjoern Jagland, había defendido la decisión de otorgar el premio a Obama menos de un año después de su investidura.
“Muchos son los que opinan que el Premio llega demasiado pronto”, reconoció. “Pero la historia está llena de ocasiones perdidas. Es ahora, hoy, cuando tenemos la ocasión de apoyar las ideas del presidente Obama”, aseguró Jagland, precisando que el premio era “un llamado a la acción para todos nosotros”.
Barack Obama, antes de recibir el premio, afirmó que otros candidatos eran quizá “más merecedores” del Premio Nobel de la Paz.
“No dudo de que haya otros que eran quizá más merecedores”, declaró Obama durante una conferencia de prensa con el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, poco antes de recibir su prestigioso galardón en el ayuntamiento de Oslo.
Pese a ello se comprometió a continuar con su política exterior, cuyo objetivo es consolidar la paz y la seguridad en el mundo, estabilizar Afganistán, luchar contra el calentamiento climático y obrar por un planeta sin armas nucleares.
“El objetivo no es ganar un test de popularidad o ganar un premio, ni siquiera uno tan prestigioso como el premio Nobel de la Paz. El objetivo es promover los intereses de Estados Unidos”, dijo.
“Si tengo éxito en estas tareas, entonces espero que disminuyan algunas de las críticas, pero eso no es realmente lo que me preocupa”, añadió.
“Si fracaso, todos los elogios y los premios del mundo no ocultarán este fracaso”, aclaró el presidente, cuya llegada a la Casa Blanca dio un giro a la política exterior estadounidense, acabando con el enfoque de su predecesor George W. Bush, denunciado por su unilateralismo.
Stoltenberg consideró en cambio que el premio de la Paz estaba “bien merecido”. “No puedo pensar en nadie más que haya hecho tanto por la paz durante el año pasado”, dijo.
El comité Nobel asombró al mundo, y al propio laureado, el 9 de octubre al conceder el galardón a Obama cuando aún no habían transcurrido nueve meses desde su investidura, alegando que se lo daba “por sus esfuerzos extraordinarios para reforzar la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”.
En Oslo, Obama también habló del impacto “galvanizador” que tuvo la concesión del Nobel al icono de los derechos humanos Martin Luther King.
“Michelle y yo comentábamos el hecho de que cuando el doctor King ganó su premio tuvo un efecto de galvanización en el mundo entero, pero también levantó su estatura en Estados Unidos, de modo que le permitió ser más eficaz”, afirmó el presidente.
Martin Luther King ganó el Premio Nobel de la Paz en 1964.