ESPECIAL COPA DEL MUNDO RUSIA 2018
Sábado 14 julio de 2018, a las 17:25
Hugo Lloris, el arquero ’tenista’ de Francia al que Pochettino sacó de la depresión
Por: Felipe Santibañez .
Johannes Eisele / Agence France-Presse
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La eficiente Francia se impone por la mínima a Uruguay. Los galos tienen anudados a los charrúas, que solo se encomiendan a su mística garra o a una genialidad de Luis Suárez para dinamitar el cerco rival. Y les llega su oportunidad, el árbitro pita falta y todos suben a buscar el cabezazo. Rodrigo Bentancur mete una pelota bombeada al centro del área.

Nadie salta más que Martín Cáceres. La pelota se metía en el ángulo inferior derecho del arquero Hugo Lloris, que por un segundo pareció atornillado en la línea de gol. Sin embargo, el golero se sacudió con un movimiento de ‘gatopardo’ y estiró lo más que pudo su brazo derecho. Logró evitar el empate y empezó a solidificar el triunfo francés en cuartos de final de Rusia 2018.

“Yo ya estaba pensando en meterme dentro de la portería para recoger el balón, pero Hugo hizo una gran intervención”, contó el delantero Kylian Mbappé.

Ante Bélgica, por semifinales, Francia destinó sus esfuerzos a neutralizar el talento de los atacantes de los “Diablos Rojos”. Tal como los uruguayos, los belgas terminaron maldiciendo una elástica estirada de Lloris ante un remate de Alderweireld.

“La clave fue esa parada que hizo en el primer tiempo. Lloris es un gran portero, y eso marca la diferencia a veces”, dijo el portero rival, Thibaut Courtois. Australia y Perú también lo padecieron. En Rusia parece que se ha descubierto a un portero de 31 años que lleva varias temporadas en la élite a un nivel altísimo y que en Francia es catalogado como el heredero de Fabien Barthez.

Hasta los 13 años, Lloris recorría todas las canchas de tenis de Francia. Los que lo vieron jugar dicen que era bueno y que tenía madera para llegar al profesionalismo. En eso estaba, hasta que un día se le ocurrió que quería ser portero.

La de Lloris no es la típica historia de futbolista. Viene de un barrio burgués, alejado de la pobreza y la marginalidad. No tenía problemas para juntar la plata para ir a entrenar o para comprarse un par de zapatos nuevos. Es hijo de un barquero y de una abogada. Junto a su abuelo aprendió a apreciar las películas de John Wayne y Gary Grant.

Se pulió en el Niza, el equipo de su ciudad, y de ahí dio el salto al Olympique de Lyon. Hoy ataja para el Tottenham. Cuando Mauricio Pochettino llegó al equipo inglés se encontró con un Lloris deprimido, con la pasión perdida y dispuesto a abandonar Londres. El técnico argentino le preguntó por qué estaba así y el galo le respondió: “Tengo 27 años y no he ganado nada”. ‘Poche’ se sentó con él a hablar largo y tendido. Las palabras fueron rompiendo el recelo de Lloris. “Si desprecias tu profesión estás despreciando tu vida personal y viceversa”, le dijo su entrenador, haciéndolo pensar en las esforzadas y poco glamorosas carreras de jugadores amateur o regionales, que solo juegan por el amor genuino a la pelota.

Cuatro años después de esa charla, Lloris atraviesa el mejor momento de su carrera. Desde su debut demostró tener reflejos y un excelente juego de piernas gracias a su carrera tenística, pero con el tiempo se ha transformado en un golero moderno, dominador de todas las facetas pese a no tener el brillo refulgente de un Thiboaut Cortuois o un Manuel Neuer. Su debilidad, el balón en los pies, la ha ido puliendo desde que ‘Poche’ lo dirige.

Es el candado de un Tottenham que ha refrescado la Premier League y se ha consolidado como uno de los mejores del Mundial, pese a que llego algo cuestionado por un error ante Estado Unidos en los amistosos de preparación. Su técnico Didier Deschamps golpeó la mesa con maso de hierro cuando los reporteros franceses le insinuaron un posible cambio en la portería: “He hablado con Lloris y también lo ha hecho Franck Raviot (preparador de porteros). Los jugadores de campo pueden cometer errores, los porteros… De ahí a preocuparse por Lloris, hay un solo paso que yo no voy a dar. Hugo tiene experiencia, es mejor que los errores sucedan antes del Mundial que durante”.

Lloris lleva tiempo como capitán. Asumió tras la rebelión de 2010, que acabó con la expulsión de Nicolás Anelka en plena concentración del Mundial de Sudáfrica, el plantel enfrentado al técnico Raymond Domenech y con Patrice Evra perdiendo la jineta. En un momento bravo, el muchacho de 23 años demostró que bajo esa apariencia tímida había mucho carácter. Hoy es el representante de Deschamps en cancha. Es común verlos hablando en la previa de los partidos. Si Lloris toma la palabra, dice lo justo y necesario, sin estruendo. En una plantilla con galones, nadie lo ignora.

“No es un capitán que entre por el vestuario diciendo palabrotas, pero cuando alguien que habla poco se dirige a ti tienes que escucharle”, afirma Mbappé.

El domingo jugará su primera final con el recuerdo de la Eurocopa perdida el 2016 en su cabeza: “Nosotros ya perdimos una final hace dos años (la Eurocopa), por eso queremos estar tranquilos, es importante mantener la creencia, porque creer es ganar”, relató después del triunfo en semis. Para ganar, dice, no se puede soñar, hay que tener los pies en la tierra.

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