El viernes pasado un equipo de científicos de la NASA realizó una presentación para mostrar su explorador Mars 2020. Se trata de un rover que en julio del próximo año despegará hacia Marte. El viaje no tripulado tendrá una duración de siete meses, por lo que se estima que llegará a su destino en febrero de 2021.

Del tamaño aproximado de un automóvil, el vehículo se construyó en una gran habitación esterilizada en el Jet Propulsion Laboratory de Pasadena, cerca de Los Angeles (California), en donde hace algunos días probaron con éxito su sistema de conducción.

Matt Wallace, subdirector de la misión, explicó a la agencia de noticias AFP que Mars 2020 está diseñado para “para buscar señales de vida, por lo que estamos llevando una serie de diferentes instrumentos que nos ayudarán a entender el contexto geológico y químico en la superficie”.

“Lo que estamos buscando es antigua vida microbiana. Estamos hablando de hace miles de millones de años en Marte, cuando el planeta era mucho más parecido a la Tierra”, agregó Wallace.

En aquel entonces, por la superficie del planeta rojo corría agua cálida, su atmósfera era más gruesa y tenía un campo magnético a su alrededor, explica, por lo que era más propenso a albergar el tipo de vida unicelular que evolucionó en la Tierra en el mismo período.

Las muestras que recoja el Mars 202 serán conservadas en tubos que el propio vehículo sellará herméticamente que permanecerán sobre la superficie del planeta hasta que una futura misión los pueda transportar a la Tierra.

Diferencias con misiones anteriores

Mars 2020 es considerada como la sucesora de Curiosity, sonda espacial que despegó de la Tierra el 26 de noviembre de 2011 y que aterrizó en Marte exitosamente en el cráter Gale el 6 de agosto de 2012.

Si bien ambas poseen un diseño relativamente similar, sus misiones son diferentes. En el caso de Curiosity, fue enviada con el objetivo de obtener más información que la registrada por Spirit y Opportunity, sondas que detectaron evidencia que confirmó que alguna vez el planeta albergó agua corriente antes de convertirse en un desierto helado.

Una vez en el planeta, Mars 2020 se posará a 6.050 kilómetros de distancia, en el cráter Jezero, en dónde buscará signos reales de vidas pasadas o firmas biológicas. Para esto, tomará muestras de rocas y tierra.

NASA
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El Mars 2020 posee además brazos articulados de casi dos metros y un taladro capaz de perforar y abrir piedras en lugares que los científicos identifican como potencialmente aptos para la vida. Sus sistemas obtienen energía de un reactor nuclear en miniatura.

Debido a los instrumentos que lleva para su misión, Mars 2020 tiene un peso de 1.025 kilogramos. Su antecesora era algo más liviana, con 899 kilogramos.

Ambas misiones se diferencian además en el número de cámaras que poseen: mientras Curiosity incluía 17, de las cuales cuatro son a color, Mars 2020 posee 23, de las cuales la mayoría es a color. En este apartado destaca la Mastcam-Z, una versión más sofisticada de la cámara Mast de Curiosity que podrá grabar videos y panorámicas en alta definición.

A su vez, el nuevo rover incorporará dos micrófonos que permitirán escuchar el viento marciano, y lásers que se utilizarán para análisis químicos.

Cabe señalar que desde 2012 hasta ahora se han logrado importantes avances en cuanto a la autonomía de este tipo de vehículos. En el caso de Curiosity, demoraba casi 20 horas en analizar la información de un día, crear y probar un comando, para luego enviar los datos al rover.

Sin embargo, Mars 2020 tendrá la capacidad de calcular un camino cinco veces más rápido que Curiosity, lo que ayudará a disminuir los tiempos que requerirá para planificar sus operaciones diarias. De esta manera, podrá abarcar más terreno y recolectar una mayor cantidad de muestras.

Complejidades a lo largo del camino

Tal como todas las misiones espaciales, el camino que ha debido recorrer Mars 2020 no ha sido precisamente fácil.

Como muchos se estarán imaginando, llevar una nave de este tipo a un planeta que está a aproximadamente a 228 millones de kilómetros de distancia de la Tierra no es para nada barato, incluso para una agencia tan grande como la NASA.

Luego de una auditoría realizada en 2017 se criticó fuertemente los recursos que se habían inyectado al proyecto, aumentando considerablemente su presupuesto inicial.

En ese sentido, Mars 2020 se ideó como un proyecto “hermano” de Opportunity, precisamente para ahorrar gastos. Aún así, la misión, que originalmente debía costar entre 1.300 y 1.700 millones de dólares, sobrepasó rápidamente los 2.440 millones.

Una de las operaciones que deberá llevar a cabo en Marte será recolectar muestras del suelo y guardarlas en al menos 20 pequeños contenedores que posteriormente serán depositadas por el rover en diferentes lugares para que las próximas misiones puedan traerlas de regreso a la Tierra.

NASA
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El problema es que nunca antes se había realizado un proceso de instalación de este tipo, por lo que las posibilidades de que algo falle son altas.

A su vez, Mars 2020 llevará un instrumento conocido como MOXIE, el cual “probará una tecnología para extraer oxígeno del dióxido de carbono de la atmósfera marciana”, precisó Fernando Abilleira, director de diseño y navegación de la misión.

“Este oxígeno no sólo servirá para que los astronautas puedan respirar en Marte sino también como combustible para los vehículos espaciales de retorno a la Tierra”, agregó hace unas semanas. Precisamente este sistema ha sufrido retrasos en los últimos meses.

Es importante precisar que se escogió julio de 2020 como fecha de lanzamiento, justo “cuando la Tierra y Marte están en buenas posiciones relativas entre sí para aterrizar en Marte”, según precisó la NASA. Esto significa que si ocurre algún retraso, la agencia espacial deberá aguardar por otra fecha similar.