El verdadero costo de la carne

Créditos: Archivo | Matthias Zomer | Pexels (CCO)

Domingo 13 diciembre de 2020 | Publicado a las 11:17

visitas
visitas

La agricultura y la ganadería han sido durante la historia de la humanidad uno de los sectores más grandes económicamente hablando. En el siglo XIV, el 76% de la población trabajaba en el campo de la agricultura. Actualmente, el 26% de los trabajadores en el mundo tienen como ocupación este campo; y esto sin incluir a las personas que están en la cadena de la producción de carne: los mataderos, envasadores, minoristas y cocineros.

A pesar de que en los últimos años las alternativas para cambiar la carne por productos hechos en base a vegetales han aumentado notoriamente, la industria de la carne sigue produciendo a gran escala. Greenpeace estima que el 14.5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero son generados por la industria ganadera. Esto equivale a lo que emiten todos los automóviles, trenes, barcos y aviones juntos. El año 2016, se estimaba que la producción de carne estaba en 317 millones de toneladas métricas, y a pesar de las nuevas alternativas se cree que esta cifra va en aumento.

Statistic: Production of meat worldwide from 2016 to 2019 (in million metric tons) | Statista
Find more statistics at Statista

Uso de agua

Un estudio presentado el 2010 por Waterfoot Print reveló que la huella hídrica de la carne es muy alta. Las verduras tenían una huella de aproximadamente 322 litros de agua por kilogramo; mientras que la carne consumía mucho más: el pollo llegó a 4.325 litros por kilogramo, el cerdo a 5.988, la oveja o carne de cabra a 8.763 y el bovino casi al doble: 15.415 litros de agua por kilogramo. Sin embargo, no sólo la carne consume grandes cantidades de agua: las nueces llegaron a 9.063 litros por kilogramo.

Frente a las crecientes crisis de limitaciones de agua y sequías que enfrenta nuestro planeta, estas cifras no son sostenibles. Los depósitos de agua dulce y acuíferos alrededor del mundo se secan a velocidades inesperadas. Según estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la agricultura representa aproximadamente el 70% del agua que se utiliza en el mundo actualmente. Sin embargo, en 2013 se publicó un artículo que reveló que usa hasta el 92% del agua dulce global, y un tercio de esa cifra está relacionada directamente con productos animales.

Contaminación del agua

En esta industria existen dos tipos de contaminación acuática: primero por nutrientes (como nitrógeno y fósforo de fertilizantes y/o excrementos de animales), pesticidas, sedimentos, materia orgánica (substancias que exigen oxígeno como materia vegetal y excrementos), patógenos (E. coli y otras enfermedades); y en segundo lugar por contaminantes emergentes como residuos de medicamentos, hormonas, aditivos alimentarios y, el gran debate, antibióticos.

Según Greenpeace, el sector agrícola es responsable de más de la mitad del nitrógeno vertido en las aguas. Este nutriente se utiliza en este rubro ya que ayuda a que plantas y cultivos crezcan, sin embargo en exceso es dañino tanto para personas como naturaleza. Esta alta cifra de contaminación de nitrato por parte de esta industria se debe, en parte, a que utilizan muchos nitratos fertilizantes sintéticos y, al ser consumidos por los animales, se encuentra en sus excrementos que se esparcen por los suelos y aguas. Actualmente, más de un tercio de todos los granos cultivados en el planeta son para alimentar ganado.

El impacto es enorme: la eutrofización (proceso de contaminación más importante de las aguas en embalses, lagos, ríos, etc.) causada por el exceso de nutrientes y materia orgánica genera que plantas y algas crezcan en exceso, consumiendo así todo el oxígeno del agua; lo que afecta a otras especies con las que comparten hábitat. Una revisión realizada el año 2015 identificó que 415 cuerpos de agua del mundo ya sufrían de estas complicaciones. Lamentablemente la contaminación por plaguicidas afecta las malezas e insectos fuera del área en la que se utilizan estos químicos. Los efectos pueden afectar cadenas alimenticias, lo que puede dañar ecosistemas completos.

A pesar de que aún no existen suficientes datos sobre la conexión entre el uso de antibióticos en animales y los crecientes niveles de resistencia de la población humana a éstos, la contaminación del agua por antibióticos es preocupante. A pesar de haber pasado por el animal y luego entrar al agua, siguen manteniendo una vida activa.

Tierra, deforestación y cambio climático

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) declaró que la ganadería es el principal consumidor mundial de los recursos de la tierra, afirmando que “las tierras de pastoreo y de cultivo dedicadas a la producción de piensos (alimento seco que se da al ganado) representan casi el 80% de todas las tierras agrícolas. Los cultivos forrajeros se cultivan en un tercio del total de tierras de cultivo, mientras que la superficie total ocupada por pastos equivale al 26% de la superficie terrestre sin hielo”.

Es difícil calcular el total de gases de efecto invernadero que emite la industria cárnica desde la granja hasta que está en nuestras mesas; ya que las emisiones de carbono no se contabilizan oficialmente a lo largo de las cadenas. Existen una serie de estudios y cálculos que han intentado llenar ese vacío de información, pero no se puede confiar totalmente en ellos ya que son estimaciones a las cuáles les falta datos.

Sin embargo, según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra representan el 24% de los gases de efecto invernadero globales. Se han realizado estudios para intentar identificar el papel de la cría de animales en estas cifras, y las cifras varían desde un 6% hasta un 32%. Las diferencias “dependerían de la base sobre la cuál se mide” según Meat Atlas.

Lo último