Un embarazo adolescente es considerado todo aquel en que la madre tiene 19 años o menos. Numerosas reformas de políticas públicas chilenas se centraron en regularlo y campañas ayudaron a mentalizar a los jóvenes sobre la actividad sexual recientemente tras descubrir, en los noventa, que cada año era más temprano el inicio de ella.

En 2016, el Registro Civil anotó un descenso del 18% respecto al año anterior teniendo constancia de 22.349 madres adolescentes, como señala El Mercurio.

El ministro de Salud, Jaime Burrows, comentó que esta bajada se debe al “impacto de las políticas públicas de educación sexual sobre las adolescentes y, sobre todo, las de acceso a métodos anticonceptivos“.

Por su parte, el exministro Álvaro Erazo mantiene que “el embarazo adolescente es un trazador de las condiciones de desarrollo socioeconómico de un país. Cuando hay condiciones de precariedad y vulnerabilidad, hay mayores tasas”.

El Gobierno cree que la creación reciente de la ley que elimina la exigencia del consentimiento parental para que jóvenes se hagan el examen del VIH, permitirá que más jóvenes accedan a la prevención de embarazos.