Las redes sociales de un homicida siempre han sido clave para que la policía de un país identifique a un asesino en serie o bien, descubra sus intenciones al atacar. Por desgracia sucede después, cuando los saldos ya han conmocionado a una nación y al resto de la opinión pública mundial.
El caso de Nikolas Cruz es el más reciente en la historia de Estados Unidos y su derecho constitucional de portar armas. Pero si la carta magna de un país es una discusión mundial en estos momentos, más lo es que a las autoridades de Florida no les hiciera eco de detonación que el joven de 19 años tuviera cuentas como Instagram llenas de fotografías con armas de grueso calibre.
El FBI y sus excusas ante los hechos
Basta leer lo que el periódico Miami Herald consigna entre sus varias publicaciones de esta tragedia para entender lo que ya se sabía de Nikolas Cruz. Aceptaron haber recibido en septiembre pasado una denuncia sobre el joven y sus publicaciones en YouTube, donde difundía su interes de convertirse en un “professional school shooter” (tirador profesional en escuelas).
“No hemos podido identificar a la persona que hizo el comentario”. Eso aseguró Rob Lasky, responsable del FBI en el sur de la Florida, ante los cuestionamientos de una prensa ofuscada al no entender qué pasaba por la cabeza del atacante, quien había recibido previamente tratamiento psicológico por conductas agresivas. Nada comparado con la ya conocida como Masacre de San Valentín, de la cual es acusado.
Lasky agregó que ninguna otra información se incluyó en ese comentario hecho por Cruz en YouTube, cuenta que fue eliminada; nada que “indicara un tiempo, ubicación o la verdadera identidad de la persona que hizo el comentario”.
Eso último tendría que ver con que Nikolas Cruz nunca dejó ver su rostro y su nombre figuraba como… “Nikolas Cruz”.
Un joven problemático y armado
En el liceo Marjory Stoneman Douglas High School, en la ciudad de Parkland, lo conocían bien.
Los que por suerte o intervención divina sobrevivieron a esta matanza han relatado como a Cruz le encantaba portar en su mochila armas de grueso calibre, las cuales no tenía reparos en exhibir a sus asombrados compañeros de clase.
Fueron precisamente estas actitudes las que llevaron a las autoridades del liceo a expulsarlo, luego que en reiteradas veces amenazara a otros estudiantes, quienes lo describían como “un chico problemático”.
Un profesor de matemática indicó al Miami Herald que le pidieron que no ingresara más al campus. La tarde del 14 de febrero de 2018, será recordada por las víctimas directas de esta tragedia, ya que Cruz no solo ignoró la prohibición, sino que fue visto después del tiroteo huyendo escaleras abajo. Fue entonces cuando el resto de alumnos, que también intentaban salir, supieron que su alarde con las armas de fuego había llegado demasiado lejos.
Latino sospechoso, en tiempos de Trump
Irónicamente, las redes sociales que habrían servido de vehículo a Nikolas Cruz ahora son objeto de debate por lo ocurrido, no solo por la facilidad con la que el joven adquirió todo tipo de armas de fuego, sino por lo que la opinión pública califica como una tardía respuesta del FBI para detener los planes de una masacre.
En los comentarios también puede leerse el temor de un endurecimiento aún mayor de las políticas de Trump hacia los hispanos, dadas las raíces latinas de Cruz, aunque sus vecinos no aportan indicios de sus padres biológicos.
El joven fue adoptado poco después de nacer junto a su hermano por el matrimonio compuesto por Roger y Linda Cruz. Roger murió de un infarto en 2005, por lo que ella debió hacerse cargo de ambos desde entonces, percibiendo ya conductas violentas en el joven, tanto así que las quejas del barrio tenían que ver con las matanzas de pollos que este realizaba.
En noviembre pasado, Linda Cruz falleció de neumonía a los 68 años. Nikolas quedó en el desamparo y vivió en casas de amigos y familiares, hasta donde llevó el rifle semiatomático AR-15 con el que protagonizó la masacre.
El presidente Donald Trump reaccionó tras el tiroteo asegurando que Cruz tiene el perfil de un desquiciado mental, pero al parecer el joven tenía una opinión diferente sobre el mandatario: en una de las fotos de su perfil se le puede ver con una gorra alusiva a su campaña, con la leyenda “Make America Great Again“.
No es extraño entonces que ninguna autoridad estuviera al tanto de las intenciones de Cruz por medio de sus redes sociales. No así el FBI que ya tenía indicios de cuentas en redes sociales con fotografías y mensajes alusivos a un entusiasta futuro “tirador de escuelas”, que hoy es noticia mundial junto a las 17 víctimas mortales y el resto de heridos en la tragedia.
