El amor, algunas veces, podría no ser ni una magia ni una simple fantasía, como dice un popular cantante urbano. Podría ser, derechamente, un problema. Y uno muy serio. Es que los hay de todos tipos y algunos podrían resultar menos convencionales que otros.

El mítico Juan Gabriel y su siempre compañera Isabel Pantoja cantaban “soy honesta con él y contigo, a él lo quiero y a ti te he olvidado, si tú quieres seremos amigos”, en Así fue. El problema, ciertamente, es cuando eso no ocurre. Cuando existe una relación con una persona y, al mismo tiempo, hay sentimientos por otra. “Pero es que no está en mis manos, me he enamorado”, se excusaban en la letra.

¿Se puede? ¿Es cierta la posibilidad de amar a dos personas al mismo tiempo? Sí, se puede. Y no hablamos del amor al padre, al hijo o a cualquiera de esos amores relacionados a lo familiar. Hablamos de amor romántico.

¿Cómo se puede?

“La evidencia empírica sugiere claramente que los humanos son capaces de amar y tener relaciones sexuales con más de una persona al mismo tiempo”, escribió el filósofo israelí Aaron Ben-Ze’ev en el sitio especializado Psychology Today.

La psicóloga clínica de la Universidad del Desarrollo, Bárbara Azócar, lo confirma. Se puede. El drama es que “se convierte en un dilema moral cuando la sociedad valora la pareja única, como nuestra cultura”, dice a BioBioChile. Agrega que “hay quienes aman a una persona por siempre, otros que van amando a distintas personas en distintos momentos de su vida (…) y están los que aman a dos al mismo tiempo”.

Cuando el sentimiento por dos personas existe y uno o ambos miembro de la pareja, deciden tener una relación consensuada por otro lado, suele denominarse relación abierta.

Si tres o más personas están involucradas en una misma relación, se le llama poliamor. Algo poco convencional, pero que es una realidad.

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Relación con elementos

El filósofo, no obstante, explica que “las personas a veces expresan la dificultad de amar a dos personas al mismo tiempo, presentándolo como una contradicción lógica: ‘él no puede amarnos románticamente a mí y a ella al mismo tiempo"”.

Pero la lógica del experto señala que el amor adicional, el del tercero, se basaría en un conjunto diferente de características de la primera persona. “Por lo tanto los dos amores podrían considerarse como complementarios en lugar de contradictorios”, advierte.

Importante también es entender, según Azócar, que no todas las relaciones tienen los mismos componentes: amor, pasión, intimidad, y un largo etcétera. Así las cosas, hay quienes buscan combinaciones de elementos en distintas personas.

Tal vez, tal como lo hacía el músico mexicano, lo importante es preguntarse “¿para qué tanto problema?”. Y es que el especialista esgrimió -al igual que la psicóloga- que “el asunto aquí es psicológico, ya que genera una profunda disonancia emocional”. Ese pensar que las relaciones requieren exclusividad.

“Muchas personas, incluso, niegan ese sentimiento a la segunda persona por un tema cultural. Ni siquiera se permiten sentir eso o lo interpretan de otra manera… como amistad o amor del pasado”, dice Azócar.

Desde la empatía, eso sí, Ben-Ze’ev detalla que resulta complicado. “Es extremadamente doloroso imaginar a tu amante en los brazos de otra persona”, señala.

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Disonancia emocional

El punto aquí no es cómo esto afecta a la relación, afirma la psicóloga, sino cómo abordarlo: “Ahí cobra relevancia la comunicación para que la pareja se vaya construyendo en función de lo que ambos quieren y desean”.

En la misma línea, el filósofo explica que para superar esa disonancia emocional “un enfoque puede ser adaptar nuestras normas aceptadas sobre la exclusividad romántica y sexual para reflejar las disonancias ocasionales de nuestra realidad”.

Si bien en algunas sociedades se están aceptando libremente las relaciones, incluso, extramatrimoniales, en Chile es una causal de divorcio culposo. Es decir, una persona podría solicitar el fin del contrato tras considerar “infidelidad” por incumplimiento de los deberes en el matrimonio.

Sin embargo, Ben-Ze’ev detalla que “en lugar de los términos altamente negativos de “adulterio” y “traición”, algunas personas comienzan a usar el término más neutral de “relación paralela””.

El problema más grande, señala, va más allá de los acuerdos sociales. Y es que advierte que una persona que está en una relación y que se entera que su pareja ama a otra persona, suele sentir celos, miedo, humillación y tristeza.