En redes sociales, se ha vuelto común ver videos de adultos mayores en Japón preparando y vendiendo alimentos en pequeños puestos callejeros o tiendas tradicionales.
Sus movimientos son pausados, sus espaldas encorvadas y sus rostros reflejan años de esfuerzo. Para algunos, estas imágenes son admirables, pero para otros, son preocupantes: ¿estas personas trabajan por elección o por necesidad?
Japón es uno de los países con mayor esperanza de vida en el mundo, alcanzando un promedio de 83 años, según la BBC. Sin embargo, no todos pueden permitirse el lujo de un retiro tranquilo.
La realidad de los adultos mayores jubilados en Japón
Medios como La República, han señalado que muchos japoneses retrasan su jubilación hasta los 70 años o más, ya sea porque sus pensiones son insuficientes o porque sienten que aún deben contribuir a la sociedad.
Las razones detrás de este fenómeno son múltiples. Japón enfrenta un rápido envejecimiento de su población y una baja tasa de natalidad, lo que ha generado una crisis en su sistema de pensiones.
Con menos jóvenes ingresando al mercado laboral y una creciente cantidad de jubilados, el país ha tenido que replantearse su modelo económico y social.
Según El Mundo, la pensión media que reciben es de unos 41.000 yenes (unos 250 mil pesos) al mes, lo que sería insuficiente para hacer frente al incremento de los precios. Trabajando, pueden alcanzar un pago de unos 100.000 yenes (615 mil pesos) que les permitirían salir adelante.
Como resultado, el gobierno ha promovido políticas que incentivan a los adultos mayores a seguir trabajando, y muchas empresas han elevado la edad de jubilación obligatoria.
Según datos publicados por Nippon, la cifra de “jubilados en activo” representa el 25,3% del total de los ciudadanos mayores de 65 años, lo que significa que uno de cada cuatro jubilados trabaja.
“Ikigai”: el propósito de vida
A pesar de esto, hay quienes encuentran satisfacción en seguir activos. En la cultura japonesa, el concepto de “ikigai”, el propósito de vida, juega un papel clave.
La filosofía del “Ikigai” es “lo que hace que la vida valga la pena ser vivida, tu razón de ser”, explica en un artículo la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. El motivo que hace que cada uno se levante cada mañana con el propósito de que ese día será mejor que ayer.
Para algunos ancianos, continuar trabajando es una forma de mantenerse útiles, socializar y evitar el aislamiento que muchas veces viene con la jubilación.