El amor todo lo puede. Pero, el de un gato y su humano en prisión, mucho más.

Los encuentras en en los tejados, cerca de la chimenea o estufa, calentándote como un guaterito en pleno invierno. Pero, ¿en la cárcel? Sí, es posible cuando conoces la historia de los “Gatos de prisión”.

No tienes que irte fuera de Chile para imaginarlo, sin embargo, la noticia se hizo internacional, directo desde un centro penitenciario donde el hacinamiento, está a la orden del día, no sólo cuando se trata de población reclusa.

No todo es malo, pese a ese detalle que se vuelve una generalidad en cárceles chilenas, como latinoamericanas, donde la reinserción forma parte de un término que en la teoría se lee prometedor, pero en la práctica es toda un desafío.

Con los gatitos que viven en este lugar, el objetivo de eliminar roedores, se transformó en la esperanza para cientos de reos que cumplen condena y otros que están por salir a la calle, para tratar de ser una persona nueva.

Gatos de prisión: el punto donde converge el amor gatuno y la vida de los reos

Se trata de una de las cárceles más antiguas de Chile: el Centro de Detención Penal de Santiago Sur.

La publicación de humanesociety.org, fue la encargada de dar a conocer no sólo las condiciones de los reos, que ya se contabilizan los 4.482.

Al hacinamiento de la población reclusa, se suma la de los denominados Gatos de prisión, que en un inicio llegó en cantidades controladas a acabar con la plaga de ratones en el lugar.

Sin embargo, con el paso del tiempo, la falta de atención veterinaria, entre estas, la esterilización, ha dado paso a una creciente población gatuna que se convirtió en más que una especie cazadora.

Resulta que el vínculo con los reos, quienes fueron adoptando de a poco a gatos y gatas, se afianzó en medio de las condiciones deplorables en este centro penitenciario, ante la condena impuesta debido a los delitos por los que deben pagar con encierro.

Nadie puede llevar comida para los gatos a la prisión, por lo tanto, los reos comparten sus raciones, las cuales muchas veces quedan limitadas, pero se sabe que los alimentos humanos para estos animales no son lo recomendable.

En un principio, los gatos de prisión en Centro de Detención de Santiago Sur, fueron llevados para controlar la plaga de ratones
humanessociety.org

Más que un cazadores, el vínculo para una reinserción

Poco a poco, con la cantidad de felinos en aumento en el Centro de Detención Penal de Santiago Sur, se iba evidenciando la importancia de estos seres en la vida de los reclusos.

“La evidencia sugiere que los reclusos que interactúan con animales mientras están en prisión no sólo tienen niveles reducidos de estrés debido a esta compañía, sino que también pueden haber reducido la probabilidad de terminar nuevamente en prisión”, destaca la publicación de Human Society.

En la vinculación humano-felino, no pasa desapercibida la preocupación de los reclusos, quienes a falta de medicinas, hacen preparados naturales para curar heridas en sus gatos o gatas o cualquier otro tipo de afecciones. Realmente están preocupados por las que han convertido en sus mascotas, las cuales padecen de los mismos problemas que sus humanos.

Y es que en esta cárcel el pavimento es un frío lugar para una especie animal que necesita pasto o tierra para, entre otras cosas, hacer sus necesidades.
Esa última se constituye en una problemática ya que, a falta de lugares donde defecar, los gatos lo hacen en cualquier parte de la prisión, volviendo el lugar en un foco de infección para todos.

A pesar de imaginar la escena, los pasillos de este centro de reclusión, no serían los mismos sin la presencia de estas criaturas que traen esperanza en medio de oscuridad, en todos los sentidos.

Sin embargo, una iniciativa social pretende cambiar esta realidad, de a poco, pero con mucho trabajo.

Estudios psicológicos establecieron beneficios entre el vínculo de animales y reos en centros penitenciarios, entre estos, reducción de violencia y bajo consumo de drogas, entre otros
Claudio Ramírez / Humanes Society

Gatos de prisión: cambiando la vida con un operativo carcelario

En una labor conjunta, la Fundación Felinnos y Gendarmería de Chile, se realizó un operativo en el Centro de Detención Penal de Santiago Sur. Nada tuvo que ver con una revuelta de internos. Al contrario, varios de ellos fueron protagonistas para el bien común.

En 3 días, se realizaron jornadas de esterilización y castración de los Gatos de prisión, entre otras atenciones. En varios de los casos, las intervenciones se llevaron a cabo de forma extra-carcelaria.

Casi un centenar de los animales se vieron beneficiados y, con ellos, sus humanos reclusos, quienes colaboraron con el ayuno preoperatorio de los gatos.

Lo anterior demostró, tanto el compromiso, como el amor a sus mascotas, lo que valida las teorías de la reinserción a través del vínculo hombre-animal, de amplio beneficio para ambos. Incluso, se destacó que hubo reclusos que permanecieron fuera de sus celdas, por horas, esperando el retorno de sus gatos o gatas, para cuidarlos en su proceso post-operatorio.

Un estudio científico de M.P. Zamarra San Joaquín, denominado Terapia asistida por animales de compañía, lo confirma.

“Beneficios en centros penitenciarios: Reducción de la violencia y otros comportamientos antisociales, suicidios y adicción a drogas, y mejor relación entre los internos y con los funcionarios de la prisión. Mejora la autoestima, desarrollan sentimientos de compasión, paciencia y confianza, y facilita la reinserción mediante cursos de formación ocupacional para internos. También en granjas (con menores), en centros penitenciarios con enfermos que tienen problemas psiquiátricos, y problemas de desintoxicación”.

Casi un total de 100 gatos y gatas recibieron atención médica, esterilización y castración extracarcelaria, tras permiso de Gendarmería de Chile, en apoyo de la Fundación Felinnos
Claudio Ramírez / Human Society

De gatos reos: el recluso que saldrá en libertad con su michi

Un recluso, a quien que se le resguardó la identidad, estaba a punto de cumplir su condena al cierre de este informe. El hombre, no obstante, no saldría sólo rumbo a la libertad. Esta vez, lo haría con su gato, debido a que Gendarmería de Chile evaluó su caso y permitió que así fuera.

A escasos 23 días de concretar su vuelta a las calles, con el compromiso de ser un ciudadano distinto, Humanes Society reveló que el reo obtuvo “un permiso por escrito de la instalación para sacar al gato” y una jaula transportadora.

Los gatos de prisión no permanecen en ésta porque cumplen condena con sus humanos, pero sí tienen la misión, hablando en el término cognitivo conductual, de llevarlos por el camino hacia la reinserción.

El reo en cuestión pudo haber conseguido una jaula para transportar a su gatito, pero este último tuvo el poder para instarlo a mantenerse en el camino adecuado.

Un reo que cumplió su condena, recibió permiso de Gendarmería de Chile para salir con su gato
Claudio Ramírez / Humanes Society