Los estereotipos y presiones sociales relativas a roles de género no sólo afectan a las mujeres. Un especialista advierte lo peligroso que es para los hombres no establecer relaciones de amistad reales y profundas. "La soledad es un factor de riesgo comparable al tabaquismo, la obesidad y la presión arterial alta".
Respondiendo involuntariamente a estereotipos y presiones sociales relativas a roles de género, a lo largo de su vida adulta los hombres suelen establecer relaciones de amistad menos profundas. Eso no sólo tiene un alto costo psicológico, sino que incluso puede llegar afectar irremediablemente su salud física.
Así lo establecen algunos estudios y expertos como el doctor (Phd) Avrum Weiss, psicoterapeuta y orador que se especializa en la vida interior en los hombres y sus relaciones íntimas.
“Los hombres a menudo no tienen amigos cercanos. En las relaciones heterosexuales, las mujeres suelen mantener amistades para la pareja”, dice Weiss en una columna en la revista especializada Psychology Today, añadiendo que esto no es así desde la infancia, pues en la niñez y adolescencia sí logran establecer vínculos significativos, pero a medida que se van haciendo adultos dejan de cultivar estas relaciones.
Las consecuencias de la soledad
Weiss indica debido a la pandemia ha aumentado la conciencia en torno a las consecuencias físicas y emocionales del aislamiento, pero pareciera que los varones se ven más afectados al no establecer vínculos tan profundos. “Los hombres tienden a luchar más contra el aislamiento y la soledad que las mujeres”, afirmó.
El especialista señala que Thomas Joiner en su libro de 2011 Lonely at the Top (Solitario en la cima) se refiere a que los hombres han intercambiado su éxito laboral y profesional por soledad, vacío y desconexión.
“Los niños comienzan sintiéndose tan conectados en sus amistades cercanas como lo hacen las niñas, pero tienden a descuidar sus relaciones personales para perseguir el éxito externo. Cuando los hombres pierden las estructuras sociales protectoras provistas en la escuela secundaria y la universidad, suelen encontrarse a la deriva interpersonalmente, inseguros de cómo establecer o mantener relaciones cercanas con otros hombres o mujeres”, explica Weiss.
El profesional señala que en las parejas heterosexuales, las mujeres tienden a manejar todas las relaciones sociales de la pareja y los hijos. “Esto puede recaer en las mujeres porque son conscientes de que sus parejas masculinas no tienen relaciones sustanciales fuera de la familia como ellas. Las mujeres pueden hacer que sus parejas socialicen con otras parejas para que ellas puedan tener más tiempo socializando entre sí sin que eso se convierta en un problema en el matrimonio”, comenta.
Weiss manifiesta que las mujeres pueden hacer esto tan bien que sus parejas pueden ser inconscientes de todo el trabajo que están haciendo para manejar las relaciones sociales en la familia. “Los hombres a menudo están felices de que sus parejas se encarguen de esto porque están socializados para no valorar mucho las relaciones sociales y, en cierto nivel, también pueden reconocer que ellos mismos no son muy buenos en eso”, explica.
“Por lo general, solo cuando se divorcian o enviudan, esos hombres se dan cuenta de las pocas relaciones que tienen en realidad que no han sido arregladas o administradas por su pareja, y cuán vulnerables han sido al depender completamente de sus parejas para toda la conexión en sus vidas”, enfatiza.
“Los hombres de mediana edad no tienen amigos”
El terapeuta cuenta que un periodista del Boston Globe reconoció sentirse ofendido cuando su editor le pidió que escribiera un artículo sobre “cómo los hombres de mediana edad no tienen amigos”.
“‘¿Disculpa? Tengo muchos amigos. ¿Me estás llamando perdedor?’ Rápidamente hice un balance de mi vida para tratar de demostrarme a mí mismo que, de hecho, no era perfecto para esta historia. En primer lugar, estaba mi amigo Mark. Fuimos juntos a la escuela secundaria, y todavía hablo con él todo el tiempo, y salimos todo el … Espera, ¿con qué frecuencia salimos? Tal vez ¿cuatro o cinco veces al año? Y luego estaba mi otro mejor amigo de la escuela secundaria, Rory, y … Realmente no podía recordar la última vez que lo había visto. ¿Había sido ya un año? Totalmente posible”, reveló el periodista.
“Hubo otros buenos amigos que sentía que todavía estaban en mi vida, porque nos mantenemos al tanto de nuestras vidas en las redes sociales, pero mientras revisaba la lista de esos que consideraba reales, verdaderos, amigos de toda la vida, me di cuenta de que habían pasado años desde la última vez que había visto a muchos de ellos, incluso décadas para otros”, añadió.
El costo de la soledad también es físico
Weiss manifiesta que la soledad no es solo un sentimiento desagradable, sino que puede causar un daño real en la vida de las personas.
“La investigación sugiere que un enfoque en la acumulación de riqueza y bienes materiales da como resultado una menor felicidad general en la vida y una menor satisfacción en las relaciones íntimas. El Harvard Study of Adult Development siguió a un grupo de hombres durante ocho décadas. A lo largo del estudio, en diferentes momentos de sus vidas, se les preguntó a los hombres: ‘¿A quién llamarías en medio de la noche si estuvieras enfermo o asustado?’ Aquellos hombres que tenían a alguien a quien acudir eran más felices en sus vidas y matrimonios, y también físicamente más sanos con el tiempo”
Weiss explica que el riesgo de la soledad no es sólo por un costo emocional, pues las relaciones cercanas con otras personas tienen más impacto en nuestra salud física y longevidad que incluso nuestros genes.
“Una relación de vida satisfactoria puede prolongar la longevidad hasta en un 22 por ciento. La soledad es un factor de riesgo comparable al tabaquismo, la obesidad y la presión arterial alta. La soledad en los hombres se correlaciona con las enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares; El 80 por ciento de los suicidios que se concretan son de hombres, y uno de los principales factores contribuyentes es la soledad”, manifiesta el especialista.
El psicoterapeuta asegura que la mayoría de los médicos pregunta a sus pacientes sobre factores de riesgo como el tabaquismo y el consumo de alcohol, pero cree que también deberían consultar sobre qué tan satisfactorias son sus relaciones interpersonales.
En conversación con la cadena BBC, Nicole Valtorta, una investigadora de la Universidad británica de Newcastle que estudió cómo la soledad afecta la salud, expresó que esta correlación se explica por diversos factores.
Según Valtorta, la gente que se siente sola es más propensa a la depresión y ansiedad, y a dormir mal. Además, podría tener peores hábitos de autocuidado, como no hacer tanto ejercicio o fumar más.
Por otro lado, una investigación conjunta de las universidades de California y Chicago realizada en 2015, apuntó a que la soledad podría afectar la eficacia del sistema inmunológico.
Este análisis mostró que las personas más aisladas socialmente tenían un 21% más de actividad en los genes CTRA, que tienen un rol en la respuesta inmunológica del cuerpo.
“La hipótesis detrás de este fenómeno es que los humanos evolucionaron para vivir en grupo, y cuando están aislados durante un período prolongado pueden sentirse inconscientemente amenazados y permanecer en un estado de ‘hiperalerta’, desencadenado por el sistema simpático. Ese estado incrementa la inflamación en el cuerpo y reduce nuestra capacidad para combatir infecciones”, señala BBC.
Aunque la soledad también afecta a las mujeres, Weiss manifiesta su preocupación por el género masculino que suele ser menos propenso a establecer vínculos profundos y pedir ayuda.
