Tiene seis años y, sin ningún estudio, se convirtió en coterapeuta. Su humana, la psicóloga Daniela Oyarzo trabaja con él en su consulta en Providencia hace ya tiempo. Dice que le sirve para fortalecer el vínculo con sus pacientes, para lograr más avances. Es Spock, su perrito de raza Golden Retriever.

No fue entrenado ni nada por el estilo. “Es sólo la crianza”, cuenta la especialista egresada de la Universidad de Artes y Ciencias Sociales ARCIS a BioBioChile. Hace tres años comenzó a llevarlo a sus terapias y la idea funcionó. Los pacientes, que buscan ser escuchados y tratar sus emociones, comenta, lo ven como un factor diferenciador, algo que les ayuda a abrirse más en las sesiones.

Daniela Oyarzo es terapeuta familiar. Trabaja, en específico, con niños y adolescentes. “Spock es coterapeuta. Lo que yo hago con él es terapia asistida con animales. Esto consiste en la utilización, generalmente de un perro, como recurso terapéutico. El objetivo es mejorar las condiciones físicas, cognitivas y emocionales del paciente”, explica.

Añade que “con el Spock nos centramos en mejorar las funciones cognitivas, emocionales y relacionales. Ese es su objetivo. En el caso del Spock, potencia las habilidades relacionales o de comunicación en los niños y adolescentes, que tienden a esconderse antes de hablar”.

Según su experiencia, el trabajo con la mascota ayuda a mejorar la autoestima de los pacientes que están deprimidos porque, detalla Oyarzo, “sienten el cariño del perro”. Además, Spock ayuda a hacer más distendido el ambiente, sobre todo cuando se trata de temas que son sensibles para el paciente.

“Yo veo que los usuarios se sienten menos tensos, menos nerviososos (…) y me doy cuenta que él sintoniza con el estado emocional del paciente. Cuando un niño está enojado o no quiere nada, Spock se aleja; o si se siente triste, él se acerca”, explica.

Quienes solicitan la terapia también pueden llevar a sus mascotas, dice la psicóloga. Esto, con el objetivo de tener un soporte emocional cercano y mejorar el vínculo con el paciente.

“Lo que yo hago lo puede hacer cualquier colega (…) pero este es un factor diferenciador. El mayor porcentaje de avance que puede haber en una terapia es a través del vínculo. En ese sentido el Spock es un factor diferenciador muy grande. Increíble que un perro humanice mucho más las sesiones”, advierte la especialista.

Un afiche compartido por la psicóloga muestra cuáles son sus áreas de especialización. Estas son: psicoterapia familiar e infanto-juvenil, crianza positiva, prevención e intervención en abuso sexual y atención de casos involucrados en litigios familiares.

Cedida | Daniela Oyarzo