¿Te has preguntado cómo te afectará la reforma tributaria? ¿Te has preguntado a dónde irá tu dinero? Estas son las preguntas que deberían estar respondiendo las autoridades, pero que tú no estás haciendo.

Ad portas de la presentación de una reforma tributaria, las personas que ven este tema como algo lejano deberían preguntarse ¿Para qué? ¿Cómo me afectará? ¿Por qué en este momento?.

Son preguntas simples, que todos deberíamos plantearnos ante este proyecto del Gobierno, que pretende financiar promesas de campaña. Además, son preguntas que deberían responder nuestras autoridades electas que presentarán la propuesta y las que concurrirán con su voto.

Si lo analizamos desde un punto de vista lógico, este es el peor momento para presentar un proyecto de reforma tributaria, que afectará directamente a las personas. Los sueldos de todos se han visto disminuidos en un 11,5% producto de la inflación en doce meses, con tendencia al alza producto del precio del dólar. Se vienen, también en los próximos meses caída de crecimiento.

Además, se está ahuyentando a los inversionistas del país, los que son fundamentales, ya que traen los recursos necesarios para generar más y mejores trabajos para las personas.

Por otro lado, no se ve al Gobierno realizando ahorro en las remuneraciones de sus asesores, los que con sueldos de 3 millones de pesos forman parte del 10% más rico del país. En este mismo sentido surge una duda, que es la que deberían plantear los parlamentarios en el Congreso: ¿Cuánto de lo recaudado por la reforma tributaria irá a la contratación de más personal para el Estado?

Hay que tener en cuenta que, de lo recaudado de nuestros bolsillos gracias a la reforma tributaria del 2015, el 55% se destinó a burocracia estatal, que comprende gasto en personal y en bienes y servicios. De hecho, el costo en pagar el sueldo a los funcionarios llegó a los US$2.600 millones, lo que equivale al 40% de la mayor recaudación fiscal que se obtuvo producto de dicha reforma.

El mundo se encuentra iniciando un proceso de recesión, que claramente afectará el crecimiento, entonces es necesario enfatizar que no hay reforma tributaria que rinda con crisis económica. Ya tenemos la experiencia de la reforma tributaria de la expresidenta Bachelet, que terminó recaudando menos de lo esperado, pues sin contar los recursos provenientes del crecimiento, se esperaban US$8.200 millones adicionales, a los que debían sumarse US$ 4.700 millones producto del crecimiento de la economía.

Finalmente, recaudó solo US$6.400 millones, es decir, un poco más de la mitad de lo esperado.

El gobierno del presidente Boric pretende recaudar US$12.000 millones con la reforma tributaria que son 4 puntos del Producto Interno Bruto. La expresidenta Bachelet pretendía recaudar 3 puntos del PIB y producto del efecto de menor crecimiento y sin crisis internacional logró recaudar solo 1,6% del PIB. Por tanto, con una crisis económica y menor crecimiento se ve difícil que el gobierno actual cumpla su objetivo.

En cuanto al impuesto patrimonial, que se ha dado a conocer que va si o si en la reforma, el cual podemos analizar otra columna, pero por ahora podemos decir que producirá una mayor fuga de capitales y por ende de dólares, esto hará subir aún más el precio del dólar, produciendo una mayor inflación y alza de costo de la vida.

Adicionalmente, se plantea otra pregunta: ¿Por qué pagar más impuestos a un Estado que no es capaz de garantizar la seguridad para poder salir todos los días a trabajar tranquilo sin temor a sufrir un robo?. Pues son muchas las personas que, producto del clima de mayor delincuencia, no pueden desarrollar la actividad que les permite llevar sustento a sus casas de manera tranquila.

Hay que agregar un elemento lógico: muchos chilenos producto de la crisis económica disminuirán sus ingresos y sin incentivos para la inversión los sueldos de las personas comenzarán a bajar, lo cual hará que muchos compatriotas salgan de los tramos afectos a impuesto personal.

Finalmente, en estos tiempos estamos discutiendo bajar la jornada a 40 horas, pero sin mejorar la productividad, y recaudar más, pero sin crecimiento. Es muy difícil pretender lograr que tributen las personas que están exentas sin entregar herramientas para que tengan mayores ingresos y, redistribuir la riqueza con un gobierno que se quiere gastar lo recaudado en una política regresiva como lo es la condonación del CAE. En otras palabras: seguimos poniendo los bueyes detrás de la carreta.

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