El nuevo Reglamento de Convivencia Vial, elaborado por el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT), posee cuatro aspectos claves que debemos valorar.

Primero, gracias a este documento hoy existen estándares claros a los que deben ajustarse los municipios del país para la correcta construcción de ciclovías. Segundo, contempla la seguridad como pilar fundamental en sus diseños y especifica correctamente las dimensiones, demarcaciones y variadas alternativas para su construcción. Tercero, establece que deben ser conexas, algo esencial para la conectividad entre las distintas comunas. Y cuarto, considera las ciclovías ya existentes, las que deberán ajustarse a los nuevos estándares en un plazo máximo de tres años.

Pero hay un error importante respecto a la obligatoriedad de algunos elementos que deben portar los ciclistas a la hora de movilizarse, como cascos y chalecos reflectantes. Esto, ya que desincentivan el uso de este medio de transporte, que según el MTT permite ahorrar en forma directa más de 2.2 millones de pesos al año a quienes se movilizan en promedio 20 kms. al día en bicicleta al trabajo, entre otros múltiples beneficios, como su contribución al cuidado del medioambiente y a la salud de las personas.

Por esto es que muy pocos países obligan el uso de estos elementos de seguridad, como Australia, Nueva Zelanda y algunos estados de EEUU. Por el contrario, los estudios han demostrado que este tipo de leyes daña las ciudades y hacen que las calles sean más inseguras para los ciclistas. Cuando las ciudades australianas como Sidney, Melbourne y Adelaida obligaron a usar casco, la cantidad de personas movilizándose en bicicleta se redujo estrepitosamente, incluso hasta en un 40%. Además, afectó directamente a los sistemas de bicicletas compartidas, ya que las personas no siempre traen un casco consigo, y aumentó la exposición de poblaciones vulnerables a controles policiales innecesarios.

Y es que si bien es fundamental proteger a los usuarios más vulnerables, para lograr reducir los accidentes se necesita por sobre todo generar cultura mediante la educación vial. En este aspecto el nuevo reglamento queda en deuda, ya que no contempla un plan de educación vial, que eduque a los niños desde pequeños en los colegios sobre las leyes de tránsito y la movilización correcta en bicicleta, al igual que lo han hecho exitosamente países como Alemania.

Andrés Roi
Gerente de marketing de Yerka Bikes

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