La empresa Iansa dio a conocer que cerrará su planta ubicada en Linares, región del Maule. Producto de esta situación, se verán afectados al menos 4.000 personas que se desempeñaban como operarios, trabajadores, remolacheros, agricultores y prestadores de servicios.

En conversación con el Expreso Bío Bío, el ministro de Trabajo, Nicolás Monckeberg, se refirió a esta situación y señaló que “al año en Chile se destruyen cerca de 900 mil empleos. Lo importante es la capacidad de crearlos y que esa capacidad sea mucho mayor a aquellos que van despareciendo”.

Este cierre además se suma al que vivió la empresa Maersk Container Industry, ubicada en San Antonio, la cual anunció a mediados de junio que ponía término de sus operaciones porque las nuevas condiciones del mercado les impedía ser competitivos.

“Tenemos un mercado laboral complicado por la automatización, la tecnología y porque también tenemos que mejorar nuestra legislación laboral que muchas veces genera incertidumbre”, indicó el ministro.

Sobre qué pasará con los trabajadores del Maule que prestaban servicios a Iansa, Monckeberg comentó que “trabajarán toda la remolacha en la planta de Chillán, lo cual implica un mayor costo para los agricultores de la séptima región de llevar su producción para allá. El ministro de Agricultura (Antonio Walker) yo sé que esta tomando las medidas y está buscando una solución para los agricultores. Los trabajadores se están relocalizando en la planta de Chillán”.

“Estamos ayudando. Se está logrando facilitar y crear mecanismos a través de Indap y el Ministerio de Agricultura para que todos los productores de la región no pierdan su producción, al revés, que mantengan su giro rentable y puedan procesar todo en la planta más cercana que es Chillán”, añadió.

Estatuto laboral joven

El ministro Monckeberg también se refirió al proyecto que se está tramitando en el Congreso que crea un Contrato Especial para Jóvenes Estudiantes de educación superior que tengan entre 18 y 28 años.

Sobre este tema, el ministro de Trabajo indicó que “este tipo de contrato lo que hace es crear nuevas oportunidades, no reemplazar unas por otras”.

“Un joven estudiante tiene un esquema de trabajo completamente diferente a un trabajador de tiempo completo. El alumno tiene que ir a clases, tiene que a veces abandonar el trabajo para irse a dar un examen, no puede trabajar más de 30 horas a la semana como máximo”, añadió.

En caso de que alguna persona dejara de ser estudiante o cumpliera los 29 años, indicó que “ocurriendo esas dos condiciones, si el estudiante está contento con el trabajo y el empleador también, perfectamente puede seguir trabajando. Obviamente con las reglas generales y sí se le reconoce la antigüedad”.

“Estamos convencidos que este proyecto no precariza nada, lo que hace es abrir oportunidades a chiquillos que quieren trabajar pero quieren hacerlo con protección”, agregó Monckeberg.

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