Señor Director:

Chile es un país que ha forjado su historia en medio de la adversidad, expuesto constantemente a desastres naturales y situaciones de emergencia que han exigido la respuesta oportuna de instituciones comprometidas con el bienestar de su pueblo. En ese contexto, hace ya 80 años nació la Defensa Civil de Chile: una organización ciudadana, voluntaria y comprometida, que ha sido parte fundamental de la red nacional de protección civil.

Hoy, conmemoramos ocho décadas de servicio desinteresado. Detrás de cada operativo de asistencia, de cada despliegue en emergencias, hay rostros y manos de mujeres y hombres, de Arica a Punta Arenas, que han hecho de la solidaridad su vocación. Con presencia en 45 sedes a lo largo del país, nuestro voluntariado representa lo mejor de la sociedad chilena: personas comunes que deciden ponerse al servicio de los demás en los momentos más difíciles, sin esperar reconocimiento ni retribución alguna. A cada voluntario, nuestro más profundo respeto y gratitud.

Esa vocación de servicio se sustenta en una capacidad operativa concreta: la fortaleza de la Defensa Civil de Chile reside en su capital humano, compuesto por una fuerza total de 6.700 voluntarios a nivel nacional, organizados para responder con máxima eficiencia. Nuestro contingente principal lo conforman 2.600 voluntarios activos, quienes se encuentran en permanente entrenamiento y participan en la totalidad de los llamados que atiende la institución. Dentro de este grupo, se destacan 990 jóvenes que actualmente se encuentran regularizando su situación militar en nuestras filas, como una valiosa alternativa de servicio directo a la comunidad.

Adicionalmente, contamos con una reserva activa y entrenada de 4.100 voluntarios, un componente estratégico que, dependiendo de la magnitud de la emergencia, se incorpora al trabajo en las localidades afectadas para reforzar nuestras operaciones.

Quienes formamos parte de esta gran familia sabemos que servir a los demás no es una tarea ocasional, sino una forma de vida. Como Director Nacional, me honra acompañar y cuidar a quienes entregan su tiempo y su alma por el bienestar de otros. Cada acción, cada gesto voluntario, fortalece este lazo invisible que nos une y que ha mantenido viva a la Defensa Civil por ocho décadas.

Este aniversario no solo es instancia de celebración, sino también de reflexión. La Defensa Civil ha sabido adaptarse a las necesidades del país. No obstante, tenemos infraestructuras que requieren renovación y la necesidad de fortalecer su integración en los espacios de planificación estratégica del sistema nacional de protección civil. A pesar de ello, sigue cumpliendo un rol vital en la prevención, mitigación y respuesta ante emergencias, complementando a las instituciones armadas, organizaciones no gubernamentales y a los organismos del Estado cuando la magnitud de los eventos supera las capacidades convencionales.

Y esa presencia constante en el acontecer nacional, la Defensa Civil de Chile lo demuestra con hechos concretos. Un claro ejemplo fue nuestra labor durante los incendios de la Quinta Región el año pasado, donde el voluntariado desempeñó tareas cruciales: desde prestar primeros auxilios y guiar a las personas en la evacuación, hasta colaborar en el despeje de escombros.

Adicionalmente, asumió un rol vital al administrar el centro de acopio regional. Nuestra presencia también es clave en los procesos electorales, con roles de orientación y apoyo a personas con discapacidad. Del mismo modo, participamos en grandes eventos cívicos y religiosos como las peregrinaciones a La Tirana y Lo Vásquez, la Parada Militar y el Día de Todos los Santos, siempre al servicio de la comunidad.

Nuestro compromiso es seguir robusteciendo esta institución, visibilizando la labor voluntaria, ampliando sus capacidades operativas y renovando su vínculo con las nuevas generaciones.

Finalmente, quiero reafirmar, en nombre de cada mujer y hombre que integra esta organización, nuestra promesa solemne, de seguir siendo aquel grupo humano que se entrena en silencio, actúa con decisión y se sacrifica por la comunidad, en la emergencia o cuando la sociedad la necesita, siempre fieles a nuestra promesa y a nuestra historia. Estos ochenta años no son un destino alcanzado, son el prólogo de nuestro siguiente capítulo de servicio a Chile. Un capítulo que se escribirá, como siempre, con el corazón.

Fernando Morales Fernández
Coronel de Ejército
Director Nacional de la Defensa Civil de Chile