Tras la inspección habitual que realiza el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) a los envíos postales (correo y courier) que ingresan por el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, inspectores interceptaron 8 bolsas de semillas de tomates ocultas en la cubierta y estructura de un libro, envueltas en metal para evitar su detección en la máquina de rayos X.

Cabe señalar que anualmente se interceptan alrededor de 20 mil envíos de semillas por correo, las que son destruidos in situ por el SAG, ya que dicho material puede poner en grave peligro a la agricultura y ecosistemas de nuestro país.

El director Regional del SAG Metropolitano, Jorge Hernández Real, explicó la situación señalando que “era un libro que pesaba más de 6 kilos y su estructura se veía algo extraña. La sorpresa concluyó con la inspección, ya que se abrió la tapa y se encontró una cavidad que contenía 8 bolsas de semillas híbridas de tomate y morrón”.

“Además, tanto la portada como la contraportada del libro tenían láminas de metal para impedir la acción de la máquina de rayos X que utiliza el SAG”, agregó.

El ingreso de cualquier tipo de semillas al país está regulado por el SAG, organismo que no sólo fiscaliza el ingreso de material de origen animal o vegetal que pudieran portar los pasajeros que llegan a Chile a través de puertos, aeropuertos, terminales terrestres o en los diferentes controles fronterizos, sino que también realiza inspección sanitaria a todos los envíos postales -ya sea courier o correo- que llegan al país.

A través de la revisión de equipajes y medios de transporte que ingresan a Chile en un año normal, el SAG efectúa alrededor de 3.700 hallazgos de semillas. Si en esta revisión se detectan semillas que no cuentan con certificación fitosanitaria oficial que respalde su origen y calidad sanitaria (ausencia de plagas), se interceptan y se destruyen.

El director Nacional del SAG, Horacio Bórquez, precisó que si bien “el SAG tiene un alto nivel de intercepciones, es imposible detectarlo todo. Por eso hacemos un llamado a las personas a no comprar en el extranjero semillas que no cuenten con la certificación fitosanitaria oficial de la autoridad competente y que cumplan con las exigencias sanitarias de nuestro país. Así entre todos protegeremos nuestra agricultura y medio ambiente”.

Las semillas pueden constituir un elemento de alto riesgo, ya que al tratarse de material de reproducción podrían traer plagas no conocidas a Chile. Por otra parte, constituyen un riesgo para nuestros ecosistemas, ya que de no estar esas plantas en el país, pudieran competir con nuestras especies nativas.