Cerca de 800 naves han arribado en lo que va de 2021 al Puerto de San Antonio, región de Valparaíso, proyectándose un alza de estas cifras para fines de año a causa del desempeño de toda la cadena logística. Pese a ello, preocupa la subida del precio de los productos importados, lo que conlleva un mayor tiempo de llegada de los bienes.

Un total de 772 naves han recalado en el Puerto de San Antonio en lo que va del año, mientras que los tres meses que más atenciones tuvieron fueron enero con 93, marzo con 86 y mayo con 80.

Asimismo, se espera que los números sigan subiendo producto del desempeño de toda la cadena logística.

Así lo anunció el gerente de Asuntos Públicos del Puerto de San Antonio, Carlos Mondaca, quien se refirió al alza del transporte que ha ocurrido en la región, lo que -sin embargo- no ha afectado en gran medida la llegada de buques al puerto.

En esa línea, adelantó que todo parece indicar que a fin de año San Antonio tendrá buenas cifras de transferencia de carga.

A pesar de estas alentadoras cifras, los productos importados subieron su valor y las tarifas para cargar los contenedores por las distintas rutas marítimas también lo hicieron, en circunstancias que la oferta de barcos y containers sigue apretada.

Esto no sólo ha provocado que los productos suban su valor, sino que también ha generado mayor tiempo de llegada de los bienes, lo que conlleva mayores inconvenientes para los compradores.

Al ser consultado sobre esta situación, el economista de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo, Carlos Smith, declaró que esto ocurre debido a la mayor demanda mundial de productos, lo que golpea al precio de todos los bienes importados.

A su vez, agregó que el 70% de los bienes que están en la canasta que mide el IPC son importados, por lo tanto, agrega, eso hace subir los costos y la gente pierde poder adquisitivo.

Desde la Empresa Puerto de Valparaíso emitieron un comunicado, donde afirman que “el alto valor de flete internacional para cargas contenerizadas genera una presión sobre la cadena logística en su conjunto y en particular, impone el desafío a los puertos, como parte de esta cadena, de incrementar su eficiencia y la continuidad de sus operaciones a objeto mantener la competitividad del sistema portuario.