Un triunfo con sabor a derrota obtuvo el candidato de Chile Vamos, Sebastián Piñera, pese a conseguir pasar a segunda vuelta con cerca de 14 puntos de ventaja por sobre su más cercano perseguidor, Alejandro Guillier.

Y es que a pesar del 36,6% obtenido, Piñera estuvo lejos de lograr la victoria holgada que anticiparon las encuestas por sobre los 40 puntos, que le habrían aportado la cuota de tranquilidad en una campaña intensa y breve que se genera antes del balotaje.

Pero además, el porcentaje que alcanzó estuvo lejos del logrado en su primera campaña presidencial de 2009, donde consiguió un 44,06%. Cifra que fue desestimada por su comando, que sólo intentaron ver el vaso medio lleno con la diferencia que logró del abanderado de la Fuerza de la Mayoría.

Sucede que en el camino se cruzó el “Podemos chileno”, el Frente Amplio, que disputó voto a voto el segundo lugar, y que pese a la derrota de Beatriz Sánchez, en realidad es el conglomerado que salió airoso de la contienda electoral gracias a la veintena de parlamentarios que consiguió instalar en el Congreso, y fundamentalmente por ese 20%, que superó por lejos las cifras de las encuestadoras.

Además, si finalmente Sebastián Piñera consigue retornar a La Moneda, claramente tendrá muchas dificultades para articular acuerdos en el Congreso, al no tener mayoría absoluta.

Ya no será sólo negociar con la Nueva Mayoría, o lo que quede de esa coalición, sino que deberá escuchar al Frente Amplio, que llega al Parlamento dispuesto a cambiar las cosas.

Pero más allá de su eventual segundo Gobierno, la principal tarea del exmandatario será asegurar su triunfo el 17 de diciembre, para lo cual -a lo menos- necesitará imperiosamente de los votos que logró José Antonio Kast (8%) y Carolina Goic (5,8%).

Pero mas allá de lograr acuerdos, lo inteligente sería apuntar al electorado de centro, más que intentar seducir a los seguidores del ahora expostulante de extrema derecha, quienes “decantarán” hacia su candidatura o simplemente se abstendrán de votar.

Por otro lado, siempre está el riesgo de perder parte de ese electorado que le apoyó en esta pasada, si quisiera virar hacia la derecha.

De esta forma, el discurso de Piñera debería variar desde una postura crítica al actual Gobierno, a un mensaje de unidad y apuntando a un mejoramiento de las reformas. De cierta forma, se le verá acercándose a una línea más progresista, en donde será fundamental la cercanía que logre con Felipe Kast, el gran triunfador en las parlamentarias, que pese a no ser de la zona, prácticamente arrasó en La Araucanía.

Pero pese a aplicar todas las estrategias que pudiera tener a mano, lo cierto es que ahora comienza una carrera por alcanzar el triunfo en segunda vuelta, más competitiva de lo que se esperaba.