El embajador chileno en Francia, Patricio Hales, se defendió de las acusaciones por acoso sexual y laboral por parte de una trabajadora, relatando diversos hechos que dejarían en jaque a la denunciante por “abusar de la confianza”.

Según consignó el vespertino La Segunda, -y luego que Cancillería ordenara un sumario interno-, el militante del Partido por la Democracia (PPD) tuvo que declarar sobre esta situación en mayo pasado ante el fiscal administrativo José Miguel Cruz.

En esa instancia, aseguró desconocer las acusaciones en su contra. No obstante, indicó que presumía que podía enfrentar un escenario de esta índole debido a que la denunciante, -de iniciales C.C-, habría hecho amenazas al respecto a través de una empleada de la legación ubicada en la 2 Avenue de la Motte Piquet.

“Dijo que se vengaría porque pensó que fue traída como amiga de mi señora y terminó como nana, aún cuando el objeto del contrato era evidente”, detalló Hales, agregando que la mujer abusó de la confianza y que “mentía” al registrar sus horarios, situación que generó inquietud en los otros funcionarios: “Ella muchas veces firmaba el libro de asistencias y salía a trotar”, sentenció.

La autoridad subrayó que C.C. fue invitada a trabajar en la embajada, siendo notificada previamente sobre cuáles serían sus funciones, entre ellas, “cumplir con las recepciones oficiales, las actividades, colaborar en la cocina y mantener el aseo de la residencia”.

“(Cualquier) esfuerzo adicional le era compensado con horas libres (como indica el estatuto administrativo). Luego ella pidió al nivel central que se le pagaran horas extraordinarias, pagadas desde Santiago. Se le compensó por horario y simultáneamente se le pagó extraordinario”, relató.

Sobre las denuncias de acoso sexual, que incluían una supuesta invitación de su parte para ver películas pornográficas, Hales se defendió: “No veo películas pornográficas. Me permito invitarlo a que confisque todos mis cds, dvd’s, videos, en París y en Chile. No es parte de mi cultura. No conozco el Crazy Horse ni el Lido. Me reservo formular acciones criminales en contra de la denunciante”.

“Ella salía a hacer masajes”

El embajador Hales aseguró ante el fiscal Cruz que la denunciante salía de la embajada en París, solicitaba permisos reiteradamente para ausentarse durante el horario laboral.

“Descubrimos que había hecho abuso no sólo de nuestra confianza, sino de su posición en la embajada para ofrecer servicios de masajista a particulares”, dijo.

Lo anterior, lo respaldó señalando que la trabajadora “llegó al extremo de mandar a hacer una tarjeta de visita (en francés), de cuya copia le voy a hacer entrega, donde da la dirección exacta de la embajada y el teléfono correspondiente a su anexo en la residencia. Salía a hacer masajes”.

Actitud obsesiva

En su conversación con La Segunda, Hales también dijo que la denunciante tenía conductas con ribetes obsesivos y que su meta era obtener un puesto de mejor estatus en la embajada.

“Cuando no consiguió que yo accediera a otorgarle un rol de supremacía, se concentró en darle afecto a mi señora de manera obsesiva. Llegó al extremo de decirle que la amaba (…)”, sostuvo.

Por último, el embajador añadió que la mujer muchas veces conversó con los visitantes e invitados a la embajada, expresando comentarios sobre su trabajo y relaciones laborales un tanto fuera de contextos.