“De verdad me atrevo a hacer una distinción entre seres humanos y madres primerizas. Son una especie mutante, aunque no estoy segura del momento exacto en que sufren aquella mutación“. Este es uno de los párrafos de la polémica columna de Bernardita Danús en The Clinic, donde la creadora del blog Polera de Perro encara a las madres primerizas.

En el texto, titulado justamente Madres Primerizas, Danús despotrica contra aquellas mujeres que al dar a luz por primera vez transforman su personalidad. Las cataloga de monotemáticas, de lunáticas y de obsesivas con el tema, y se burla de las muletillas que suelen ocupar para explicarse a sí mismas.

“Desde que les sale esa primera cabeza llena de pelusas y de sangre que ellas interpretan como “lo más lindo del mundo”, las madres primerizas se vuelven unas criaturas lunáticas y posesivas con complejo de superioridad. Desde ese minuto, son dueñas de la verdad sobre cualquier aspecto del universo que involucre guaguas y maternidad, invalidando cualquier opinión ajena con argumentos como ‘es que tú no entiendes’ o ‘tú nunca lo has sentido’. Anda a tratar de discutir sobre el aborto con una de ellas“, recalca Bernardita.

La columna va subiendo de tono a medida que baja el scroll y la rabia de la autora aumenta: “A los treinta segundos van a estar tirándote en la cara su tufo a calostro con colado de pescado para explicarte que nunca vas a entender lo que es el aborto hasta que sientas ese calorcito tan rico de tener compañía en tu guatita (…) Les encanta decir que ser mamá es ‘el trabajo más difícil del mundo’ para disimular sus escasos logros en la vida o para excusar que siguen pesando 350 kilos después de dos años de haber parido”.

Una de las cúspides del texto ocurre cuando analiza a las madres hiperconectadas: “Se hacen el tiempo para estar enchufadas 24/7 en las redes sociales, embutiéndole fotos y videos de sus pendejos horrendos a cada persona que puedan o subiendo noticias y memes sobre ser mamá”.

Ya para finalizar, la columnista agrega: “De verdad me da entre pena y asco ver cómo una vida puede transformarse en eso: perder tu dignidad hundiendo tus fosas nasales en el ano de tu guagua para ver si se cagó, pasarle la lengua a un chupete con baba pasada a zoológico que se cayó al suelo para limpiarlo, succionarle mocos a un humano incapaz de hacerlo por sí mismo, masticar la comida antes de dársela”. El texto completo lo lees aquí.