El jefe de la oposición israelí, Yair Lapid, adelantó hoy que apelarán ante el Tribunal Supremo la ley aprobada hoy por el Gobierno, que limita la capacidad de la máxima instancia judicial de revisar decisiones gubernamentales y representa el primer gran logro de la reforma judicial impulsada por el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.

Portando sus botas militares, miles de soldados retirados y activos de Israel acudieron este lunes ante el Parlamento en Jerusalén para fundirse con la multitudinaria protesta ciudadana contra la reforma judicial que impulsa el Gobierno, declarando “la guerra contra la dictadura de Benjamín Netanyahu”.

“El Ejército es del pueblo”, dijo Amir Elron, un oficial retirado de 59 años, mientras protesta junto a unos 5.000 manifestantes.

“Estamos en pie frente a la Knéset, a la vanguardia de la guerra contra la dictadura” de Netanyahu dijo otro soldado activo, que pide el anonimato por temor a posibles represalias por parte de sus mandos.

Tomer Naveh, un capitán del Ejército de 52 años que ha servido por más de 30, asegura que el actual Gobierno enviará a sus soldados a “cometer crímenes”.

“Esto es una lucha, por los valores, por nuestra vida, por nuestros hijos. Nunca nos vamos a rendir”, gritó el soldado. Esto, mientras la Policía reprimía la manifestación con cañones de agua y las fuerzas montadas.

Reforma judicial de Netanyahu, la “destructor del Estado”

Netanyahu “pasará a los anales de la historia como el destructor del Estado de Israel y del pueblo judío”, dijeron veteranos de los servicios de inteligencia Shin Bet, en un comunicado difundido este lunes.

Para el soldado Naveh, el Ejército tiene “absolutamente” el poder de presionar al Ejecutivo para dar marcha atrás en la reforma.

Lo anterior, teniendo en cuenta que necesita a las tropas para librar el conflicto con los palestinos, con las milicias en Gaza, Líbano y Siria, y sobre todo, con su archienemigo Irán.

“Israel está rodeado de enemigos, y los pilotos están con nosotros, las fuerzas especiales están con nosotros, los soldados rasos están con nosotros. El Gobierno no tiene nada, solo gente que está loca”, sostuvo.

Más de 10.000 reservistas del Ejército -incluidos expertos en inteligencia, ciberguerra y miembros de unidades de élite- han expresado su intención de no prestar servicio hasta que el Gobierno suspenda los trámites legislativos de la reforma, convirtiéndose en uno de los pilares del movimiento de protesta.

El ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha manifestado reiteradamente la “grave amenaza a la seguridad nacional” que implica la ausencia de las tropas, y en marzo pidió públicamente frenar la reforma judicial.

Esto provocó la furia de Netanyahu, quien lo cesó al día siguiente, pero tuvo que dar marcha atrás ante las protestas de unas 700.000 personas en favor de Gallant, la manifestación más masiva desde que se anunció la reforma en enero.

Se perdió una batalla, no la guerra

El jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, criticó el domingo a los reservistas disidentes, asegurando que ningún soldado “tiene derecho a no presentarse al servicio o rechazar una orden”.

“Si no tenemos una fuerza de Defensa fuerte y unida, si los mejores de Israel no sirven en el Ejército, ya no podremos existir como país”, sostuvo.

Pero el oficial Elron aplaude “el valor para hablar” que han demostrado los reservistas.

“La coalición no fue electa para cambiar el sistema sino para gobernar, pero usan eso como si hubiera una mayoría que les permite transformar este país de una democracia a una dictadura”, alegó.

Para este militar retirado, el Gobierno quiere hacer de los soldados “ciudadanos de segunda clase”, pues protege a los judíos ultraortodoxos que se niegan a prestar servicio militar por razones religiosas.

“Si el Ejército es del pueblo, todos deberíamos tener las mismas obligaciones”, subraya.

Para Naveh, la aprobación este lunes en el Parlamento de la ley que anula la doctrina de la razonabilidad, que permitía al Tribunal Supremo revisar y revocar decisiones o nombramientos gubernamentales que considerara no razonables, es una derrota pero no el fin de la guerra.

“Cuando peleas por valores buenos, vas a ganar, puede tomar tiempo, un día, un año o aún más, pero nunca nos rendiremos”, clamó.