Por segundo año consecutivo, el mes de Ramadán se ve alterado por la crisis sanitaria, pero Jerusalén es una excepción, ya que la mayoría de la población está vacunada contra el Covid-19.

La parte oriental de la ciudad, anexionada por Israel, alberga el tercer lugar más sagrado del Islam. Durante este mes de ayuno y celebraciones, los palestinos de Jerusalén Este y los musulmanes árabes israelíes podrán acudir a la Explanada de las Mezquitas para rezar.

Las tiendas de la ciudad vieja de Jerusalén también han reabierto y esperan a sus clientes.

En esta callecita de la Ciudad Vieja, pirámides de especias y frutos secos multicolores. Detrás de su puesto, Hani Mermech, dirige la tienda de comestibles familiar. Un negocio centenario, transmitido de generación en generación.

Tras un año difícil, marcado por repetidos confinamientos, espera ver despegar su negocio durante el mes de Ramadán. “Permaneceremos abiertos todo el tiempo. Hemos pasado por un periodo oscuro, pero con la ayuda de Dios, este año será más próspero. Sin embargo, no olvidemos que el mes de Ramadán es primero un mes de oración, los negocios vienen después. Además, este año las mezquitas están abiertas”, dice a Radio Francia Internacional.

“La gente podrá rezar en la explanada”

La llamada a la oración resuena desde la cercana Explanada de las Mezquitas. En el lugar, la administración de los lugares santos completa los últimos preparativos para recibir a los fieles en las mejores condiciones.

“El distanciamiento social se mantiene y el uso de máscaras es obligatorio. Queremos limitar el número de personas que rezan dentro de las mezquitas. La gente podrá rezar en la explanada, al aire libre, y habiendo traído su propia alfombra. Dentro o fuera, es la misma oración, dirigida por el mismo imán”, explica Azzam Al Khatib, director de la administración.

Durante el Ramadán, los viernes, cuando se celebra la oración principal, la Explanada de las Mezquitas suele acoger hasta 400.000 fieles musulmanes. En su mayoría, habitantes de Jerusalén Este y árabes israelíes. Los palestinos de la Cisjordania ocupada necesitan un permiso expedido por el Estado hebreo para entrar en la ciudad.