Las proyecciones a una hora de cerradas las mesas, dan a la candidata del SPD, Anke Rehlinger, 43,3% de los votos para su partido. En tanto, la CDU del primer ministro del "Land", Tobias Hans, cayó al 27,9%.

El año electoral alemán se abrió con un triunfo rotundo para el Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz, que arrebató a la Unión Cristianodemócrata (CDU) el “Land” del Sarre, fronterizo con Francia y bajo dominio conservador desde hacía 22 años.

La candidata del SPD, Anke Rehlinger, obtuvo para su partido un 43,3% de los votos, según las proyecciones de la televisión pública ZDF a una hora después del cierre de los colegios electorales. Este resultado es un despegue incontestable respecto al 29,6% que obtuvo en las regionales de 2017.

La CDU del primer ministro del “Land”, Tobias Hans, cayó al 27,9%, un hundimiento igualmente indiscutible para un partido que, además de haber liderado todos los gobiernos regionales desde 2000, obtuvo cinco años atrás un 40,7%.

Hans había gobernado en la última legislatura en coalición con los socialdemócratas y con Rehlinger al frente de Economía, Trabajo, Energía y Tráfico. Asumió su responsabilidad personal en la derrota en cuanto saltaron las primera proyecciones de voto.

El peso de este “Land”, con apenas un millón de habitantes, es menor en un país con 82 millones de habitantes. Pero el hecho de abrir el año electoral alemán, tres meses después de la llegada al poder de Scholz con un tripartito entre verdes y liberales, daba a los comicios una relevancia especial.

Para la CDU tenía rango de test ante las urnas tras la elección diciembre de su nuevo presidente, el derechista Friedrich Merz, rival de la línea centrista que en sus 18 años al frente del partido representó Angela Merkel.

En lo que concierne a las restantes formaciones parlamentarias, los Verdes mejoraron casi dos puntos y quedaron en un 5,5%, lo que presumiblemente les encamina a convertirse en los socios que el SPD necesita para tener una mayoría en la cámara regional.

La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) estaría en el 5,4%, medio punto por debajo de sus resultados de 2017.

A la espera de los resultados finales, el Partido Liberal (FDP) estaba tambaleando en el 4,9%, una décima por debajo de la franja del 5%, el mínimo para obtener escaños.

La izquierda desarmada

Definitivamente fuera quedó la Izquierda, que del 12,8% obtenido cinco años atrás quedó en un 2,5%. Este naufragio se explica en parte en las sucesivas crisis internas, agrandadas ahora por la guerra de Ucrania.

La cúpula federal izquierdista ha condenado sin paliativos la invasión rusa, posición no compartida por una formación a la que le cuesta aún condenar a Moscú.

En medio de esos disensos, el fundador del partido, Oskar Lafontaine, abandonó hace una semana la formación, en desacuerdo con la, a su parecer, “línea tibia” adoptada por la cúpula, a la que acusó de haber renunciado al ideal del desarme.

A Lafontaine se le apodaba “el Napoleón del Sarre” por proceder de ese “Land”, del que fue primer ministro entre 1985 y 1998, entonces aún dentro del SPD.

Su abandono de la izquierda es el segundo que protagoniza este político. En 1999 sacudió el entonces gobierno socialdemócrata-verde con su doble dimisión, como líder del SPD y como ministro de Finanzas, en desacuerdo con el centrismo del canciller Gerhard Schröder.

Se llevó consigo a la militancia más izquierdista para fusionarse, unos años después, con el postcomunismo del este de Alemania.

Año complejo para la CDU

A esta primera cita del año electoral alemán seguirán los comicios regionales del 8 de mayo en el pequeño “Land” de Schleswig Holstein, fronterizo con Dinamarca, donde la CDU gobierna con verdes y liberales.

Una semana después renovará su cámara el “Land” de Renania del Norte-Westfalia, el más poblado del país con 18 millones de habitantes y gobernado por la CDU, en este caso en alianza con los liberales.

Serán dos pruebas más para el liderazgo de Merz, quien logró la elección para dirigir la CDU por la vía de la consulta entre las bases tras dos intentos fallidos de encontrar una sucesión leal a la línea de Merkel -la representada por Annegret Kramp-Karrenbauer, que se retiró cuestionada en su liderazgo, y la de Armin Laschet, derrotado por Scholz en las generales de 2021.