El papa anunció a través de un “motu propio” que le quita el control de las finanzas del Vaticano a la Secretaría de Estado. Se trata del último avance de la reforma de Francisco para buscar un mayor control de los activos de la Santa Sede tras los escándalos de corrupción que han sacudido a la Iglesia.

El retiro de la gestión de los fondos, cuentas bancarias, de inversiones muebles e inmobiliarias a la Secretaría de Estado es una especie de castigo papal a esta entidad protagonista de varios escándalos de corrupción en los últimos años.

A partir del próximo 1 de enero la gestión de estos fondos se transferirá a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), oficina que hasta ahora se ocupaba solamente de las propiedades del Vaticano evaluadas en unos 5 mil millones de euros.

El interés de centralizar en una sola entidad la administración de bienes y el dinero líquido hace parte de la reforma de la curia adelantada por el papa Francisco en aras de buscar mayor control de los activos de la Santa Sede.

Para el pontífice argentino es primordial lograr transparencia en las finanzas de manera que los fieles sepan a donde van sus donaciones. Pero, muy especialmente, el lider de la Iglesia Católica quiere que el Vaticano entre a la lista blanca del Moneyval, el Comité de expertos del Consejo de Europa encargado de evaluar las medidas tomadas por los Estados europeos en la lucha contra el lavado de dineros y que, actualmente, tiene en la lupa la disposiciones tomadas en este sentido por la Santa Sede