Buscar y financiar a los siguientes Pinochet en centro y sudamérica, y permitirles lanzar a los opositores y disidentes desde helicópteros mientras imponen políticas de libre mercado. Esta es la propuesta planteada por un mediático líder de opinión y dirigente conservador estadounidense conocido por ser crítico del presidente Donald Trump y el muro que busca construir en la frontera con México.
Parcialmente en broma, parcialmente en serio, y cuestionando su propia idea, Erickson -quien dice no haber apoyado a Trump por considerarle una mala persona– planteó la necesidad de apoyar un mal necesario para resolver los problemas de fondo que han gatillado la crisis migratoria.
Una postura que no es nueva en Estados Unidos, donde grupos conservadores han marchado bajo la consigna de “Pinochet no hizo nada mal”, con poleras en que figuraban helicópteros militares.
A través de una serie de tweets, y una columna, contrastó su historial de corrupción y violaciones a los Derechos Humanos con las medidas económicas que impulsó.
“Los Estados Unidos gastan US$618 millones en Guatemala, Nicaragua, Honduras, El Salvador y México. Podríamos duplicar eso y aún sería sólo el 11% del costo del muro”, comenzó Erickson, para luego pasar a sugerir “desplegar el dinero para encontrar y apoyar a la siguiente generación de Pinochets”, replicando la estrategia que caracterizó en su momento a gobiernos norteamericanos como el de Richard Nixon.
Argumentó que “esos países son corruptos. No vamos a exterminar esa corrupción, pero no pretendamos que debemos dejar prosperar a autócratas que trabajan contra nuestros intereses hemisféricos y causar caravanas (de migrantes) acercarse a nuestras fronteras. Apoyemos líderes fuertes que forzarán reformas de libre mercado y que promoverán la estabilidad económica, aunque sea con mano firme”.
“Creo que hay algunos agujeros en este plan” le increpó un usuario, a lo que el comentarista respondió sarcásticamente con un “espero que haya helicópteros en este plan”.
Más adelante profundizó en esta idea en una columna publicada en The Resurgent, en que fundamentó la propuesta en que el muro fronterizo sería sólo una medida paliativa, con pocas posibilidades de financiarse, y con muchas probabilidades de ser abolido por el siguiente gobierno demócrata.
“Consideremos a Pinochet”, continuó. “Era un tirano corrupto que exterminó sin piedad a comunistas, desbarató los elementos criminales y mafiosos, y convirtió a Chile en un país estable de libre mercado”, señaló.
Figuras como ésta es la que, sugirió, Donald Trump debe buscar apoyar en centro y sudamérica. “Tenemos que apoyarlos, enseñarles y ayudarles a promover mercados libres, proveerles unos cuantos helicópteros, y dejarlos lidiar sin piedad con las mafias, comunistas, y otros que están causando que caravanas huyan de sus naciones fallidas”, ahondó el comentarista.
Sin embargo, confesó que él mismo no está “totalmente de acuerdo” con su propia idea, y tomó con más seriedad la broma que anteriormente hizo sobre los métodos de su régimen: “Pinochet fue realmente un despiadado dictador que lanzó gente desde helicópteros”.
“No apoyé a Trump porque reconocí que aún cuando consiguiera todo lo que quiero de él, seguía siendo una persona terrible y no deberíamos permitir que personas terribles nos den lo que queremos”, acotó.
El historial económico de Pinochet es también foco de discusión de economistas, en base a información de instituciones internacionales como el Banco Mundial, en base a la cual defienden que lo que su administración supervisó fue sólo una serie de ciclos de auge y depresión: dos periodos de rápido crecimiento que se precipitaron hacia dos profundas depresiones.
Los casos de corrupción, por su parte, incluyen las ventas relámpago de propiedades estatales a inversionistas vinculados políticamente, hasta los millones de dólares que Pinochet reservó para sí, y que luego fueron hallados en cuentas secretas de Washington y Miami, entre otros.
A esto se suma la revelación de archivos declasificados de las agencias de inteligencia norteamericanas, en que se detalla que la Junta de Gobierno planificaba incluso sabotear el plebiscito que finalmente terminó con su régimen, según lo detalló un reportaje de La Tercera.
