Tras días de protestas por la muerte de un joven negro a manos de la policía en California, las autoridades pidieron este martes “calma” y anunciaron una investigación independiente del hecho.

Stephon Clark, de 22 años, murió hace más de semana en el patio trasero de su casa en la ciudad de Sacramento baleado por dos oficiales que confundieron con un arma de fuego el celular que tenía en la mano.

El hecho desencadenó protestas. El viernes pasado, manifestantes rodearon una patrulla de policía, la patearon y subieron sobre ella, según la prensa local.

“Me preocupa que como comunidad volvamos a la calma en las próximas semanas y meses, para que no tengamos más tragedias, heridos o daños a propiedades, pues eso no nos ayuda a seguir adelante y mejorar la ciudad para toda nuestra gente”, dijo Daniel Hahn, jefe de la Policía de Sacramento, la capital del estado.

La policía anunció además la apertura de una investigación independiente conducida por el departamento de Justicia de California.

“Ofreceremos nuestra experiencia para asegurarnos de que la investigación sobre la trágica muerte de Stephon Clark sea justa e imparcial”, dijo el fiscal general Xavier Becerra.

El domingo 18 de marzo, la policía llegó al barrio donde vivía Clark respondiendo a una llamada a los servicios de emergencia 911 sobre un hombre que había roto varias ventanillas de vehículos en la zona y se escondía en un patio trasero.

Los oficiales consideraron a Clark como el principal sospechoso y lo persiguieron. Todo fue grabado en video desde un helicóptero y a través de las cámaras instaladas en los uniformes de los policías.

El video muestra al joven corriendo y buscando refugio en el patio trasero de la casa de sus abuelos, donde residía.

Los policías gritan: “¡Muestre sus manos!”, e inmediatamente siguen: “¡Arma, arma, arma!”. Ahí dispararon 20 veces.

Los agentes se encuentran suspendidos.

“No tenían que matarlo así, no tenían que dispararle tanto”, expresó llorando su abuela, Sequita Thompson, en una rueda de prensa el lunes.

“¿Por qué no le dispararon en un brazo, en una pierna, le lanzaron un perro o le dieron un choque eléctrico?”, se preguntó. “¡Quiero justicia para mi bebé!”.

Esta nueva muerte revivió un debate recurrente sobre abusos policiales contra estadounidenses negros, que representan una inmensa parte del número de civiles ultimados por las fuerzas del orden.