Tres personas murieron este lunes, entre ellas una niña de nueve años, y varias resultaron heridas tras un potente seísmo que sacudió el oeste de Japón, y que provocó apagones y la suspensión del tráfico ferroviario en hora punta.

El seísmo de magnitud 5,3, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), se produjo cerca de Osaka, la segunda ciudad de Japón, a una profundidad de 15,4 kilómetros. La agencia meteorológica japonesa estimó por su parte la magnitud en 6,1 y la profundidad en 13 kilómetros.

La agencia a cargo de las situaciones de emergencia dio un balance oficial de tres muertos y 214 heridos en las regiones de Osaka, Hyogo y Kioto.

La niña murió cuando iba a la escuela. “La parte superior de un muro de 3,5 metros de alto junto a la piscina del establecimiento se derrumbó y la estudiante quedó atrapada”, explicó Takeshi Hamada, el alcalde de la localidad de Takatsuki, al norte de Osaka, donde ocurrió el drama.

Un hombre de 80 años también falleció al caerle encima una pared así como otro octogenario, que pereció aplastado por un mueble en su casa
, precisó la agencia de prensa Kyodo.

El primer ministro, Shinzo Abe, aseguró a la prensa que su gobierno se había movilizado con “el objetivo prioritario de salvar la vida de la gente”, y dijo haber ordenado a su equipo de “reunir rápidamente información sobre posibles daños.

La Autoridad de Regulación Nuclear señaló por su parte no haber detectado nada anormal en las centrales de la región, mientras que varias empresas, entre las cuales los fabricantes de automóviles Honda y Daihatsu, tuvieron que suspender su producción para llevar a cabo verificaciones.

“Petrificado”

Las autoridades no anunciaron graves daños materiales y no activaron ninguna alerta de tsunami tras el terremoto.

El terremoto, que ocurrió a las 07H58 locales (22H58 GMT del domingo), provocó apagones en algunas zonas, causando la suspensión del tráfico ferroviario en hora punta y afectando a más de 170.000 hogares.

Pero el temblor no generó ningún movimiento de pánico. Los canales de televisión mostraban cómo los pasajeros bajaban con calma a las vías, por las escaleras instaladas por el personal de la red ferroviaria.

Al menos un incendio se declaró en una vivienda situada al norte de la ciudad de Osaka, según imágenes de televisión, que mostraron una calle inundada por la ruptura de un conducto de agua.

“Estaba petrificado. No podía hacer nada después del seísmo. Me ha recordado el de Kobe (cerca de 6.500 muertos en enero de 1995). Estaba preocupado por mi hijo que acababa de irse al instituto. Me he quedado tranquilo cuando me he enterado de que estaba sano y salvo”, contó a la AFP Eiji Shibuya, un hombre de 52 años que vive en Itami, al este de Osaka.

Para otros, este episodio reavivó el traumatismo del terremoto ocurrido el 11 de marzo de 2011 en el noreste del país, que provocó un terrible tsunami que causó 18.000 muertos y un grave accidente en la central nuclear de Fukushima.

“He pensado que iba a ocurrir lo mismo”, dijo Saki Iwashimizu, una habitante de Osaka de 52 años. “Ha sido tan espantoso”.

“El suelo ha temblado con violencia. Ha sido una fuerte sacudida vertical. Casi todos los platos han caído y se han roto contra el suelo”, explica Kaori Iwakiri, una enfermera de 50 años.

Tras el terremoto hubo varios temblores de menor fuerza en la zona, y las autoridades alertaron a los habitantes de la región contra el riesgo de derrumbes de casas y de corrimientos de tierra, ya que se esperan lluvias.

Japón se sitúa en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una extensa zona que concentra la mayor parte de los seísmos y las erupciones volcánicas del planeta.