El expresidente colombiano Álvaro Uribe (2002-2010) fue condenado este lunes por los delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal y absuelto del de soborno simple por la jueza 44 Penal del Circuito de Bogotá, Sandra Heredia, en el considerado ‘juicio del siglo’ en Colombia.
“Obliga a esta instancia a anunciar en contra del señor Álvaro Uribe Vélez un sentido del fallo de carácter condenatorio por las conductas punibles de soborno en actuación penal, en concurso homogéneo en tres oportunidades y en concurso heterogéneo en relación con el fraude procesal”, dijo la jueza al leer el fallo.
“El primer soborno en actuación penal en cuanto a la materialidad de la conducta punible ha quedado acreditado”, declaró la jueza 44 Penal del Circuito de Bogotá, Sandra Heredia. Agregó que el exmandatario también cometió fraude procesal y se expone a una pena de hasta 12 años de prisión.
Afuera del tribunal, seguidores del exmandatario usaron máscaras con su rostro y gritaron “Uribe inocente”, mientras adversarios pedían la pena de prisión en su contra.
Escándalos y líos judiciales
El expresidente, el hombre que ha dominado la política colombiana en el último cuarto de siglo, aun después de dejar el poder, enfrenta a sus 73 años la posibilidad de ir a la cárcel tras ser hallado culpable de dos delitos en un juicio que él considera producto de una persecución de la izquierda.
Desde los años 80, cuando dirigió la Aerocivil, surgieron las primeras denuncias en su contra por el supuesto otorgamiento de licencias de vuelo a personas relacionadas con el narcotráfico.
Posteriormente aparecieron otras de presuntos vínculos con los paramilitares en sus años como gobernador de Antioquia (1995-1997), incluida una que lo relaciona indirectamente con la masacre de El Aro, en la que fueron asesinados 17 campesinos en octubre de 1997.
En 2009 salieron a la luz las interceptaciones telefónicas del antiguo Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) a magistrados, políticos y periodistas, lo que le trajo enfrentamientos con la Corte Suprema de Justicia.
Luego vino la denuncia de los “falsos positivos”, como se conocen las ejecuciones de civiles a manos de militares que los presentaban luego como guerrilleros muertos en combate para obtener recompensas y permisos.
Esas denuncias comenzaron en su segundo mandato y tomaron fuerza en los últimos años con las investigaciones de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el tribunal creado por el acuerdo de paz firmado con las FARC en 2016 para juzgar crímenes cometidos durante el conflicto armado.
Trece años de juicio
El largo proceso judicial inició en 2012, cuando Uribe demandó al congresista izquierdista Iván Cepeda ante la Corte Suprema de Justicia por buscar a presos para que lo acusaran de tener nexos con los paramilitares de ultraderecha que combatieron a las guerrillas.
En un inesperado giro, en 2018 el tribunal cambió el rumbo de la investigación al sospechar que fue Uribe, entonces congresista, quien intentó sobornarlos para que cambiaran sus versiones.
Tras múltiples maniobras judiciales, Uribe renunció al Senado en 2020, perdió sus fueros y el caso pasó a la justicia ordinaria.
Justicia tras Álvaro Uribe
Según una investigación divulgada por la JEP en febrero de 2021, “por lo menos 6.402 colombianas y colombianos fueron víctimas de muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate entre 2002 y 2008”, periodo que coincide con seis de los ocho años de Presidencia de Uribe.
El expresidente tiene abiertos numerosos procesos de todo tipo en la Justicia, pero fue a juicio por presunto fraude procesal y soborno, delitos considerados menos graves que otros que se le achacan a su gestión.
Tras dejar la Presidencia, Uribe se distanció de su delfín, Juan Manuel Santos, quien fuera su ministro de Defensa, molesto por su decisión de iniciar un proceso de paz con las FARC, lo que lo llevó a fundar en 2014 un nuevo partido, el Centro Democrático, por el que fue elegido senador en 2014 y 2018.
Pese a que en 2020 renunció a su escaño, Uribe ha permanecido vigilante en la política nacional y su influencia es tal que, a la hora de escoger candidatos presidenciales, la derecha siempre considera la opción de “el que diga Uribe”.
Una señal de que no está dispuesto a retirarse la dio ayer cuando, en un discurso en Medellín, aseguró que en Colombia existe una “naciente dictadura” que hay que combatir “con las ideas”, pensado ya en las elecciones de 2026.