Cumplida la más que anunciada retirada de Raúl Castro y los ortodoxos correligionarios de su generación, el VIII Congreso de los comunistas cubanos deja pocas sorpresas políticas y la única certeza de que reflotar la economía es el mayor desafío que tiene por delante el único partido legal de Cuba.

El principal cónclave del Partido Comunista Cubano (PCC) cerró el lunes con la “continuidad revolucionaria” como principal consigna y la batuta de la formación y del Gobierno en manos de una única persona, Miguel Díaz-Canel, como ocurrió antes con Fidel y Raúl Castro.

Es ahora, bajado el telón y diluidas las notas de “La Internacional”, cuando se sabrá en la práctica qué margen real de maniobra -y audacia- tendrá el primer líder cubano nacido después de la Revolución de 1959, que hereda un escenario muy difícil: la peor crisis en tres décadas, enfrentamiento con Estados Unidos y una pandemia en su peor momento.

La economía de la isla cayó un 11% el año pasado, se acumulan retrasos en el pago de la deuda externa y los cubanos viven exhaustos de cola en cola sorteando como pueden una acuciante escasez de todo lo básico, desde alimentos a medicinas.

Pero en su último discurso como líder del PCC, el general Castro trazó líneas rojas que dejaron claro que el relevo generacional no solo no implicará cambios ideológicos, sino tampoco más apertura económica de lo necesario.

El nuevo Buró Político, el órgano más poderoso del PCC y cuya composición se dio a conocer este lunes antes de la clausura del Congreso, ha rejuvenecido su edad promedio con la salida de la vieja guardia -la más aferrada a la ortodoxia comunista- y parece buscar equilibrios entre el poder económico y el militar.

Hay una figura que concentra ambas cosas y cuya entrada en el Buró ha llamado poderosamente la atención: la del general de Brigada Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, exyerno de Raúl Castro y jefe del conglomerado cubano de propiedad militar GAESA que controla los activos económicos más valiosos del país.

También se encuentra desde septiembre de 2020 sancionado por Estados Unidos.

“La salida definitiva de la vieja guardia deja a Díaz-Canel el camino despejado para gobernar. La inclusión de Rodríguez López-Calleja en el Buró Político marca la importancia de GAESA como principal generador de divisas para el país”, opina el profesor William LeoGrande, profesor de la Universidad Americana de Washington.

Renovación del PCC

Para el profesor Arturo López-Levy, de la Universidad Holy Names (California), el nuevo líder del PCC “tiene la ventaja de haber ascendido paso a paso, y por tanto, una red de colaboradores y aliados entre los lideres partidistas y la simpatía del alto mando militar”.

“El Buró Político elegido refleja esa correlación de fuerzas” con cuatro generales de diferentes generaciones y el primer ministro, Manuel Marrero, “con el cual el presidente se ha entendido”. Marrero desarrolló su carrera en el sector turístico, crucial para las arcas estatales, pero procede del estamento militar.

Un movimiento que ha pasado más inadvertido pero habla también de cambios es la renovación completa del Secretariado del PCC,
con perfiles más jóvenes en departamentos clave como la agroalimentación y el Comité Ideológico, este último a cargo de un experimentado diplomático y periodista, Rogelio Polanco.

Frente al dogma de que el sistema político es inamovible, LeoGrande cree que en el Congreso hubo un “fuerte énfasis” en avanzar en las transformaciones económicas, incluyendo la metamorfosis del sector estatal en un elemento de verdad productivo, que sería la “clave” del éxito a largo plazo de las reformas y es a la vez la parte que se ha movido más lentamente.

Monopolios estatales

Los economistas, sin embargo, ponen el acento en que lo necesario es desterrar los monopolios estatales abriendo espacios mayores a la competencia y al sector privado, destinando la recaudación de impuestos a garantizar los logros sociales del país.

“El PCC va a procurar seguir dominando la vida política en municipios y provincias mas descentralizadas
y en empresas privadas y cooperativas tanto como lo hacía antes. Si no lo logra, será porque se ve forzado a operar en un contexto distinto”, apunta por su parte López-Levy.

El analista cree que “sería importante” que Washington aparque la hostilidad y adopte la estrategia de la Unión Europea:
“Acompañar las reformas que tienen lugar, alentar los espacios de autonomía y la pluralización de enfoques”.

En lo económico también destaca la salida del Buró Político y restantes estructuras de poder del PCC de Murillo, el zar de las reformas “raulistas” en la última década, a las que no ha sobrevivido políticamente.

Murillo fue la cara más visible de la traumática “tarea ordenamiento”, una unificación monetaria y cambiaria acompañada de una reforma al alza de salarios y precios que ha disparado la inflación,
agravando el malestar de una población ya descontenta por la dolarización parcial del comercio.

La toma de decisiones, en cualquier caso, está abocada al consenso, porque “el modelo de ‘Fidel al timón’, donde el carisma predominaba sobre las instituciones no ha sido repetible ni por Raúl y menos lo será con Díaz-Canel, cuyo mandato depende de ascensos y canales institucionales, reglas y normas”, concluye López-Levy.