El temporal que azota desde hace dos días el estado de Minas Gerais, en el sudeste de Brasil, ya ha dejado al menos once muertos y un número indeterminado de desaparecidos, anunció este sábado el Cuerpo de Bomberos.

Las muertes ocurrieron como consecuencia de deslizamientos de tierras y derrumbes de casas.

Según datos de la Defensa Civil divulgados con anterioridad a este balance, también hay siete heridos, 16 desaparecidos y más de 2.500 desplazados por el temporal.

El viernes, en la localidad de Ibirité, dos niños, entre ellos un recién nacido, y dos adultos murieron en el derrumbe de dos casas, que dejó además varios desaparecidos.

Más tarde, otras dos personas murieron al derrumbarse varias casas en el barrio de Vila Bernardete, en Belo Horizonte.

Otras cuatro murieron en esa misma urbe y uno en el municipio de Contagem.

La región está experimentando las peores lluvias desde que se tiene registro.

El Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) indicó que entre las 09:00 horas del jueves y las 09:00 horas del viernes, Belo Horizonte acumuló 171,8 milímetros de lluvia, el mayor registro en 110 años de medición histórica.

Bomberos, policías y la Defensa Civil iniciaron labores en diferentes puntos del área metropolitana y del estado. La previsión meteorológica es que las lluvias sigan este sábado.

El viernes dejó ríos y represas desbordados, además de aludes de tierra que arrasaron residencias y provocaron escenas de pánico.

Varias carreteras cerraron por las inundaciones y debido a la caída de árboles y de postes de cables de alta tensión.

Esta nueva tragedia coincide con el primer aniversario de la rotura de un dique minero de Vale en la localidad de Brumadinho, que dejó un total de 270 muertos (11 de ellos desaparecidos hasta hoy) por el torrente de lodo que sepultó la zona.

Según el portal de noticias G1, las lluvias provocaron la rotura este sábado de un dique en una zona rural de Monjolos, que provocó el desborde de un río que inundó varias casas, sin dejar heridos.

Espírito Santo, otro estado del sudeste de Brasil, fue azotado hace una semana por violentos temporales que dejaron siete muertos y obligaron a evacuar a más de tres mil personas de sus hogares, según fuentes oficiales.