La diversidad sexual es un término que se utiliza a menudo para referirse a la variedad de orientaciones sexuales que se reconocen actualmente, la clasificación más común es la sigla LGBTI, que agrupa a personas que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales, sin embargo, existen otros planteamientos que señalan que esta clasificación es insuficiente para describir lo complejo de la sexualidad humana.

En este contexto, son varios los movimientos que han surgido durante los últimos años como producto de la agrupación de personas que no se identifican con las nomenclaturas existentes ampliamente conocidas.

Así en los últimos años, ha surgido un movimiento relativamente nuevo denominado “G0ys”, y que abarca a hombres que a pesar de sentir atracción sexual por otros hombres e incluso tener contacto íntimo con ellos, no se definen como gays o bisexuales, pues no están de acuerdo con la “cultura” o más bien los estereotipos que éstos representan.

Pero el punto que más los distingue, según ellos, es que pese a tener relaciones sexuales con otros hombres, no practican el sexo anal. Es por eso que el “0” en la palabra, reemplaza la letra “A”, de “anal”.

Si bien es respetable que cada uno manifieste su sexualidad como lo desee, el punto de conflicto son los argumentos que este movimiento ha utilizado para describir el hecho de no practicar el coito anal.
Y es que para los g0ys este tipo de práctica resulta un tanto denigrante, pues para ellos la persona que “recibe” queda en un nivel inferior y termina siendo dominado por el sujeto que penetra, lo que a su juicio implica la pérdida de la “hombría”.

Brokeback Mountain (2005)

En ese mismo contexto, los más radicales creen que el sujeto penetrado asumiría naturalmente el “rol de mujer” y el otro el de hombre. Así, el primero queda en un “nivel inferior”, e irónicamente creen en la “igualdad” a la hora del sexo.

Es por eso que las prácticas sexuales más comunes a las que recurren los g0ys tienen que ver con lo que se conoce como “frot”, o sexo de frotamiento, y contacto superficial. Hay quienes también practican el sexo oral, y otros que exploran su sexualidad de diversas maneras, pero lo más importante es no caer en la penetración anal.

Como señalamos anteriormente, lo polémico de este asunto es la generalización de los gays como entes “afeminados” y más aún, hallar que lo femenino, propiamente tal, supone inferioridad. Lo mismo ocurre con la idea de que ser penetrado en una relación homoafectiva es algo denigrante, asignándosele automáticamente a un rol femenino.

En Internet podemos encontrar dos grandes organizaciones que agrupan a las personas que se identifican con esta “filosofía”, y si bien no todos son igual de radicales, sí existen muchos que adoptan este discurso machista, homofóbico y misógino.

G0ys.org en Estados Unidos y Hetero G0y en Brasil, país que lleva la delantera en este movimiento en la web y redes sociales, son las plataformas encargadas de difundir todo tipo de información respecto a los g0ys.

Tan fuerte ha sido la presencia en Brasil de este movimiento, que fue allí donde se creó la bandera que pretende identificar a este grupo de hombres. Su autor, quien se identifica en Facebook como Joseph Campestri, es un estudiante de sociología brasileño y se ha convertido en un gran divulgador de este movimiento, dando charlas tanto en su país como en Estados Unidos.

Bandera G0y | G0ys.org

En una entrevista publicada por el Huffington Post de Brasil, el joven explica que para él, identificarse como g0y tiene que ver simplemente con el gusto de “conservar su masculinidad” y porque no siente “necesidad de recurrir al sexo anal”.

También explica que si bien en Estados Unidos son más ortodoxos con el tema y hablan sobre la inferioridad al asumir roles socialmente definidos como femeninos, en Brasil son mucho más abiertos y no se consideran machistas ni misóginos. “La mayoría de los g0ys se relacionan sexualmente con mujeres y otros que no, no es nada contra las mujeres ni contra lo femenino. Se trata de ser hombre y apreciar lo masculino, eso no es misoginia. ¿Por qué no puede ser visto como un poco de amor propio?”, señala.

“Los g0ys aprecian lo masculino y no son mejores personas que otros seres humanos por eso, son personas con cualidades y defectos como otros, son hombres con ‘ciertas particularidades’”, agrega.

En tanto, para la psicóloga y feminista Laura Leal, el tema es un poco más complejo pero nada nuevo, pues cree que el “amor hacia lo masculino” de este tipo de personas, sólo devela una misoginia internalizada, pues nuevamente se asocia la idea de lo femenino como un objeto de deseo y no de vivencia. “Estos planteamientos avalan la idea de que las mujeres son el objeto y lo masculino es el sujeto de deseo”, indicó.

Instagram

Respecto al cuestionamiento o rechazo de los “g0ys” frente al sexo anal, Leal señala que no es más que un resultado de la heteronorma que impera en nuestra sociedad actual, y que dentro de su sistema de normas “las mujeres somos las que ‘debemos recibir’ y los hombres ‘dar’, por lo que se asume como normal que el cuerpo de las mujeres sea el penetrable y el del hombre el penetrador”, explica.

Sobre los roles y estereotipos de género en los que se basa este movimiento, la psicóloga señala que éstos cumplen un rol biopolítico importante en nuestra sociedad, donde lo femenino tiene sus propias características y la hombría las suyas. En este contexto, “quienes se asumen o identifican como g0ys, tienen una clara interpretación “positiva” de la masculinidad y sus roles, como una base para “desvalorizar lo femenino”.

A mi juicio, todo esto viene del imaginario del ideal social patriarcal, algo así como ‘hombres que tienen sexo con hombres, pero que no por eso dejan de ser hombres’. Acá se juega la hombría y la masculinidad como la carta más importante a la hora de relacionarse afectiva y sexualmente”, explicó.

Como también existen quienes se reconocen heterosexuales dentro de este movimiento, la activista indica que la lógica que debe funcionar para ellos, sería algo: “Tengo sexo con hombres masculinos y con mujeres femeninas, pero yo sigo siendo hombre y no gay, porque adopto y sigo prácticas y comportamientos machistas”.

Por último, agrega que en su experiencia también ha visto casos de mujeres que se asumen “lesbianas de verdad” y que no tienen prácticas penetrativas al considerarlas “masculinas” u otras mujeres heterosexuales que no se masturban por creer que es un “acto lésbico”, y lo ven como algo negativo.

Para Laura, son este tipo de discusiones las que avalan la necesidad de abolir el sistema de géneros, pues estas “nuevas tendencias” sólo vienen a reforzar un sistema violento, binario y que poco tiene que ver con lo complejo de la sexualidad humana.

Creo que como hombres podrían dar un paso triunfante al momento de asumir que es normal que hombres se deseen y/o amen entre hombres, sin embargo, al cumplir fielmente con su rol de ‘machos’, mantienen el sistema patriarcal, ese que no los hace perder sus privilegios de ‘machos dominantes’”, concluyó.