Tras apenas dos meses de contrato vigente con Canal 13, hubo un día en que Felipe Avello se coronó Rey del Festival de Viña del Mar en una polémica ceremonia que terminó en su despido de la estación de privada.

Ocurrió en el certamen de 2007, cuando el comediante fue candidato al concurso por segundo año consecutivo luego de haber perdido la elección anterior frente a Juan Falcón, segundo jerarca en la historia de la cita luego del español Javier Estrada en 2005.

Aquel verano, tras estadías en Mega, TVN y Chilevisión, el “Pececillo” daba el gran salto de su carrera televisiva firmando por Canal 13, donde asumió como panelista del programa satélite “La Movida del Festival”. En ese contexto fue candidato al cetro, el que obtuvo con amplia ventaja tras la votación de las periodistas que cubrían el evento.

La coronación, como dicta la norma, incluyó un piquero en piscina que Avello efectivamente protagonizó vestido sólo con una zunga, pero luego de exhibir sus genitales a la prensa que registraba el hito.

“Entramos en el siglo 21. Con este gesto damos por finalizada la transición y entramos a la democracia”, dijo por altoparlantes antes de bajar y subir su zunga, y a segundos de lanzarse al agua. “A mí nunca se me ha coartado”, agregó.

“Daniel Fernández, a tomar aire. Benedicto XVI, cúbrase con sus capas… ¡Pececillo!”, gritó en la previa al piquero. Ya sumergido, continuó con su performance, esta vez quitándose la única prenda de encima y agitándola al estilo de las barras bravas del fútbol. “¡Pececillo forever!”, vociferó en respuesta a las risas.

El show se extendió por unos minutos. Y a la salida de la piscina, Avello compareció ante los micrófonos con la naturalidad e ironía habituales: “Ustedes son las que hoy dieron un paso adelante. Es un día histórico, muchas gracias”, dijo. “¿Tienes miedo que te puedan retar tus jefes?”, le consultó una reportera. “Tengo miedo, sí. Me dejé llevar por lo que me decía la prensa, no debí haberme desnudado, pero quería que con esto terminara la transición a la democracia”.

El susto era completamente justificado. Horas después, el periodista fue notificado de la decisión del canal, por ese entonces aún controlado por la Pontificia Universidad Católica. La primera medida: apartarlo de “La Movida del Festival”. Luego, en marzo, con el festival ya finalizado, se ejecutó su despido.

Si bien el piscinazo no significó un cambio político en la transición chilena a la democracia, sí se convirtió en uno de los momentos más delirantes y cómicos en la historia del Festival de Viña del Mar, recordado hasta hoy por sus protagonistas.

Al año siguiente, Avello regresó a la ciudad jardín esta vez como panelista de “S.Q.P”, programa que lo recontrató tras su frustrado paso por Canal 13. Desde allí, la tribuna que años más tarde lo llevó a obtener el Premio Nacional de Humor en 2017, se hacía llamar de esta forma: “Pececillo I, Rey Vitalicio de Viña del Mar”.