“Blanca la niña que quería volar” es el libro que Benjamín Vicuña lanzará la próxima semana, obra en la cual el actor relata cómo han sido estos casi 10 años desde que Blanquita falleció, comentando a su vez cómo lo vivieron con Pampita.

Hace ya casi 10 años Benjamín Vicuña y Carolina Ardohain vivieron el peor de sus días, cuando tuvieron que afrontar la partida de este mundo de Blanca, su hija mayor.

“Esta fecha quedó grabada en mi memoria, en mi piel y en la piel de la gente que amo. Esta fecha fue definitivamente, un antes y un después en nuestras vidas. Una fecha con la que jamás podré reconciliarme. Una fecha de mierda que eligió Dios para llevarse al primer gran amor de mi vida”, escribió Vicuña el 8 de septiembre pasado en su Instagram para conmemorar los 9 años desde la partida de la pequeña Blanquita.

Fue en esa misma publicación en donde Vicuña adelantó que para cerrar un ciclo daría a conocer las cartas, poemas y referencias que le ha ido escribiendo a su primogénita, “como una relación epistolar con el cielo”.

Meses después y próximo a lanzar su libro “Blanca, la niña que quería volar: 10 actos para conjurar el Olvido”, editado por Planeta, Revista Velvet tuvo acceso al texto.

“Cuando murió Blanca, ante mí se abrió una puerta que por apenas treinta segundos me permitió ver y entender todo. Pude ver desde la fragilidad lo pequeño que era este mundo, lo insignificante que era todo”, escribió el actor.

Tras 10 años, Benja expresa que “la peor experiencia de mi vida me hizo avanzar algunos casilleros en el escalafón humano. Me transformó para siempre y también me dio una salida, porque me obligó a ver a la muerte de frente y a tomar conciencia de la vida”.

Vicuña sabe lo que significa darle forma a este texto y aclara: “esto no quiere decir que tenga alguna lección para dar. Como repetiré varias veces a lo largo de este libro, el proceso de duelo es muy personal porque cada persona vive esa experiencia y su dolor de manera distinta. La muerte es un misterio, la vida es un misterio. No tengo nada que enseñar, ni siquiera a mí mismo”.

Pero también entrega testimonios crudos acerca de cómo vivieron puertas adentro de la familia esta dolorosa pérdida.

“Durante los primeros meses, Carolina se despertaba todas las noches preguntando desesperada: “¿Dónde está Blanquita?”. Se levantaba de la cama, caminaba por el pasillo e iba a su cuarto. La buscaba como una leona desesperada. Yo solo podía abrazarla, contenerla y responder: ‘Nuestra niña está bien, está en un lugar mejor’. Como una frase que se repite, como un texto aprendido de una escena mala”.

“En este largo proceso, en algún momento pude volver a pensar en nuestra separación con Carolina, aunque en eso no fuimos nada originales. En algún lado leí que después de la muerte de un hijo el setenta y cinco por ciento de las parejas se separan”, cuenta.

“Es que es muy duro estar en ese círculo donde se retroalimenta el dolor. Tienes que brindarle consuelo a tu pareja y es imposible porque estás destruido, y a tu pareja le sucede lo mismo. No busco justificarlo, pero entiendo que también la tragedia nos separó (…) Hoy lo que nos une es blanca y nuestros otros hijos”, añade.

En el texto, Vicuña le habla directamente a Blanquita en reiteradas ocasiones. “Te amo con mi alma rota que renace cada día y que vuela por las noches a tu lado. Mi pequeña libertad”, señala.