La ex primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, llegó hasta Londres, Inglaterra, para presentar su libro Michelle Obama, Mi Historia.

En la ocasión, la esposa de Barack Obama recordó uno de los momentos más comentados y polémicos que vivió mientras su esposo era presidente de Estados Unidos.

La historia se sitúa en el marco de la Cumbre del G-20 celebrada en 2009 precisamente en Inglaterra, en donde la Reina Isabel II organizó una recepción el Palacio de Buckingham.

A la cita asistieron los líderes de los países participantes del encuentro, entre los que se encontraban los Obama.

John Stillwell | Agence France-Presse
John Stillwell | Agence France-Presse

Aunque la mayoría sabe de las estrictas normas de protocolo que imperan en la Familia Real, Michelle olvidó una de las reglas más importantes: no tocar a la reina.

“La verdad es que todos los líderes mundiales tienen gente alrededor que se encarga de vigilar que se cumpla el protocolo, pero lo curioso es que la gente a la que representan en realidad no se preocupa por esto tanto como ellos”, señaló Michelle, según recoge el periódico ABC.

“¿Por qué lo hacemos entonces? Total, si ni ellos ni nosotros estamos a gusto, no tiene mucho sentido. Pero bueno, así son las cosas. Yo solo sé que aquello fue una reacción humana totalmente natural de la que no me arrepiento”, agregó, recordando el abrazo que le dio a la monarca.

“Cuando conocí a la reina Isabel II ella comentó lo alta que yo era, a lo que yo contesté que solo era por los tacones que llevaba puestos. Ella también me habló de los zapatos que llevaba ella, que no eran muy cómodos, y aquel momento tuvimos una conexión que nos hizo olvidar quiénes éramos a parte de dos mujeres cansadas oprimidas por su calzado”, puntualizó.

Para Michelle, aquel fue un gesto instintivo que realizada cada vez que siente conexión con alguien. “Es la manera que tengo de mostrar mis sentimientos. Por eso apoyé mi mano en su hombro. Lo que no sabía entonces es que aquello era un fallo épico”, reconoció.

“Puede que no hiciera lo correcto, pero sí lo más humano. Y de verdad deseo que a la Reina no le importara mucho aquello. De hecho, estoy segura que no porque cuando lo hice ella no solo no se retiró, sino que apoyó su mano en mi espalda”, concluyó la ex primera dama.