En un fin de semana marcado por el Día del Amor, Netflix estrenó la tercera y final entrega de A todos los chicos de los que me enamoré, la cinta que lanzó la carrera de Lana Condor y que convirtió a Noah Centineo en un galán para las adolescentes… y las no tan adolescentes.

A todos los chicos: para siempre es el nombre de la cinta que esta vez nos invitará a presenciar el último año escolar de Lara Jean Covey y compañía. Esta vez los protagonistas se encuentran planeando su futuro, decidiendo a qué universidad asistirán, todo a la espera del ya clásico baile de graduación.

Lara Jean sueña con entrar a Stanford, donde Peter fue aceptado con una beca escolar, pero todo cambia cuando se entera que no fue aceptada y debe comenzar a buscar alternativas que le permitan salvar su relación y que la hagan feliz.

A todos los chicos: para siempre es el final de la trilogía, y claramente generará opiniones encontradas entre los fans y los no tan fans.

Si bien la historia de Lara y Peter comenzó siendo encantadora y algo refrescante en el mundo de las películas adolescentes, principalmente gracias a la química de sus protagonistas, sus secuelas se podrían considerar innecesarias… especialmente esta.

Luego que en la segunda película la protagonista se debatiera entre su novio y su primer amor que reapareció en su vida, esta entrega apunta a la misma tecla aunque reemplazando al chico por una Universidad.

La película no toma grandes riesgos y de hecho es más de lo mismo que las anteriores, pero esta vez sin el encanto evidente que se mostraba a flor de piel en la primera cinta.

Aunque la película intenta mostrar cómo Lara Jean intenta madurar y tomar la decisión correcta para ella, basada en lo que ella desea y no sólo en su novio, se alarga de mesiado restando la poca empatía que ya generaba en el espectador.

Todas estas vueltas sobre cómo su elección afectará su romance con Peter, también le quita peso al momento crucial que vive y que es el fin de una etapa y el inicio de otra; de hecho, le hace un flaco favor al personaje que había sido presentada como soñadora, creativa e independiente.

Pero no todo es tan terrible, porque a pesar de tener poco tiempo en pantalla, Janel Parrish y John Corbett, vuelven a deleitarnos con sus poco apreciados roles de hermana mayor y padre preocupado y “buena onda”, respectivamente.

Sin duda habrá adultos que no disfruten mucho de esta entrega, pero es indudable que los adolescentes amantes de los romances lo harán en grande.

A todos los chicos: Para siempre debutó este viernes 12 en Netflix