Torres del Paine, los últimos huemules y sus nuevos refugios

Entre los espesos bosques de lenga del valle de Ascencio, en Torres del Paine, vive Aukin, un huemul solitario, siempre sigiloso, tímido y expectante. No es nada fácil verlo, se esconde muy bien y rehúye el contacto. Se alimenta de arbustos, hierbas y brotes de los árboles. También de infinidad de helechos y líquenes que encuentra entre las rocas y en las partes altas de la montaña. Es robusto y su cornamenta son dos astas bifurcadas.

El hippocamelus bisulcus está en serio peligro. Su población comenzó a disminuir drásticamente con la fragmentación de su hábitat. El urbanismo, la ganadería, la agricultura, las plantaciones de pinos y eucaliptus contribuyeron enormemente. A esto se suma la introducción de especies exóticas, enfermedades infecciosas, ataques de perros y caza furtiva.

Los huemules han debido retirarse a áreas cada vez más aisladas. Hace siglos vivían desde la región metropolitana hasta el extremo sur. Ahora, el remanente más al norte es la “Reserva Nacional Ñuble”, donde vive una docena de individuos. Pero el animal símbolo de Chile, junto al cóndor (que tampoco está corriendo mejor suerte), también es un símbolo de la conservación.

Campamento Las Torres

El campamento de Conaf “Las Torres” está en la última parte del sendero a base torres, uno de los trekking más populares de Sudamérica. En mitad del valle de Ascencio, cuando se llega a la llamada “morrena”, hay un bosque donde está una antigua casa en forma de A. Ahí viven dos guardaparques a tiempo completo. Durante los veranos los miles de turistas les quitan mucho tiempo, también hay algunos accidentes y ellos son los primeros en socorrer. Son jóvenes y están ahí por vocación, y por la experiencia de vivir en uno de los lugares más emblemáticos y hermosos de Chile.

En este valle viven 4 huemules. Una familia de 3 con una hembra juvenil que aún está en núcleo y un macho solitario que bautizaron como Aukin.

A veces la familia baja cerca de la entrada del valle durante los veranos, se dejan ver a algunos cientos de metros de los turistas que se regocijan sacándoles fotos. Los extranjeros preguntan por el nombre de ese ciervo. Cuando se les dice que es el animal del escudo lo asocian al cóndor que si es muy conocido para ellos. Los chilenos se sienten agradecidos de ser de los pocos nacionales que han podido ver a un huemul en su hábitat natural.

Aukinl, en cambio, deambula por las laderas del monte Almirante Nieto y en el valle del silencio donde casi no llegan turistas. Duerme entre bosques bajos y curvados por los azotes del viento. No baja demasiado, menos en verano con tantos turistas.

Este año Conaf inauguró 4 nuevos refugios para guardaparques financiados por el Gore. Desde el nuevo campamento “Las Torres”, mucho más espacioso y equipado, los guardaparques pueden pasar el invierno y controlar lo que más les preocupa, las enfermedades infecciosas de estos 4 ilustres habitantes. Y piensan que puede haber un quinto.

Torres del Paine

Según los guardaparques, hay 20 huemules en Torres del Paine. Para saber esto se hacen prospecciones o “censos” semestrales, monitoreo con cámaras trampa, captura y sedación de ejemplares para identificar enfermedades como la triquinosis, que se los transmite el ganado. Las cifras pueden parecer alarmantes, pero las poblaciones no han bajado, más bien se han desplazado. Es lo que dice el guardaparques jubilado Carlos Barría, considerado un experto por sus pares y quién sigue asesorando activamente en el parque.

“Hay más, unos 40 o 45. Lo que pasa es que los huemules se han desplazado a los bosques peri glaciares y en muchos casos han salido del parque. Este desplazamiento se debe a la ocupación del hábitat por los animales baguales y al aumento de su población, y al ingreso de ganado vacuno de los vecinos al parque. Esto ha hecho que los huemules se desplacen a lugares más tranquilos y sin competencias alimenticias”, sostiene Carlos Barría.

El desplazamiento de los huemules no se debe a la cantidad de turistas en verano. En esta época solo se alejan un poco más, pero algunos son curiosos y no les importa ser vistos. Con suerte, se pueden observar en el oeste del parque; el sector del Lago Grey, el valle del rio Pingo y también en el valle del francés.

Patagonia

La región de Aysén y Magallanes abarca un tercio de la superficie de Chile. También vive, en estas dos regiones, solo el 1,6 por ciento de la población nacional. Toda la Patagonia, esta inmensa soledad, es un colosal sistema de vida, un verdadero laberinto de canales, fiordos y miles de islas, de inmensas masas glaciares y bosques vírgenes e impenetrables. Y de pampas que parecen no tener fin.

En uno de los últimos lugares vírgenes del mundo, como se supone es la Patagonia, el huemul se aleja cada vez más buscando protección, seguridad y comida. En distintos puntos forman relictos, que son remanentes de población aislada que pierde contacto con el exterior.

El problema de estos grupos que están dispersos por toda la Patagonia es que no pueden sobrevivir solos. La consanguinidad que puede generarse a consecuencia del aislamiento se llama endogamia y necesitan de la introducción de nuevos individuos para mantenerse. De no ser así, comienzan las enfermedades genéticas y al final están condenados a desaparecer. Para evitar esto hay muchos actores comprometidos con la supervivencia del Huemul.

Conaf por ejemplo está trabajando con distintas universidades y fundaciones realizando prospecciones de poblaciones en lugares remotos. Hasta el momento viven en lugares muy apartados y de difícil acceso, pero para asegurar su supervivencia a largo plazo necesitan de ayuda. Encontrarlos es la clave de su conservación.