"Los colonos", película del chileno Felipe Gálvez, aborda la matanza de indígenas selk'nam a comienzos del siglo XX.

El chileno Felipe Gálvez presentó ayer sábado en el Festival de Cine de San Sebastián “Los colonos”, una película sobre la “historia silenciada” de la matanza de indígenas selk’nam a comienzos del siglo XX.

“Se tiende a no mostrar los crímenes y horrores, a tratar de borrarlos de la historia”, explicó Gálvez, que compara el silencio que ha ocultado esas matanzas de indígenas con el que también pesa sobre hechos que trajo la dictadura de Augusto Pinochet.

La película, que compite en la sección de Horizontes Latinos del festival, habla de “conflictos que Chile tiene abiertos en el presente” a través del pasado.

“Reflexiona y tiene ecos con cosas que suceden hoy en el presente, no solo en Chile”, explica el cineasta sobre la que es su ópera prima, con la que consiguió el Fipresci de la crítica internacional en el Festival de Cannes, en Francia.

“Los colonos” cuenta cómo el poderoso José Menéndez (interpretado por Alfredo Castro, al que Gálvez considera uno de los mejores actores de América) encarga a tres de sus hombres que abran una ruta para sus ovejas hacia el Océano Atlántico a través de la Patagonia, para lo que no dudan en matar a los indígenas selk’nam, una historia real que supuso la extinción de esa población.

Una película que tardó más de diez años en poder llevar a cabo, lo que logró gracias a la participación de productores de una decena de países, y que cuenta hechos que se han empezado a conocer mejor en los últimos quince años. Ahora se investiga lo que pasó y el Senado chileno acaba de reconocer el genocidio contra las poblaciones indígenas, resalta el director.

Pero durante muchos años la historia oficial de Chile obvió estos hechos, como luego lo hizo con el golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende y del que se acaban de cumplir 50 años. Y eso es lo que plantea la película, “¿qué pasa cuando una página de la historia se borra? ¿Qué consecuencias tiene no reflexionar sobre estos actos?”.

Chile no escribió su historia oficial respecto a las matanzas de indígenas, ni tampoco de lo que pasó hace 50 años. “Hay una constante idea de poder modificar la historia y Chile no escribió su historia más horrorosa de los últimos 100 años” y de esa manera “se termina manipulando el presente”.

Por eso considera Gálvez que, de alguna manera, cuando él habla de los colonos está hablando de la dictadura. “Estoy hablando de cómo los Estados pueden modificar esos horrores, de cómo los Estados pueden modificar esa tragedia”.

Por eso para él era importante mostrar cómo Chile se construyó con mucha sangre, en la época de los colonos y en la dictadura militar. Se trató de borrar esos hechos con palabras, con acuerdos políticos, como se ve en la película.

Una cinta que se estrenará a final de mes en Chile, en un momento “muy adecuado para reflexionar sobre lo que pasó en la dictadura y cómo releemos ese acto a 50 años de distancia”.

Rodada en parajes tan espectaculares como inhóspitos de Tierra del Fuego, donde el equipo tuvo que enfrentarse a un clima que cambia cada 30 minutos, fue un proyecto muy duro pero del que el director salió con el convencimiento de que lo que estaban haciendo era “algo importante”.

Aunque reconoce que fue una sorpresa que su película fuera elegida para representar a Chile en los Óscar en un año en el que había propuestas muy buenas.

“Tenemos el reconocimiento de la crítica, a través del Fipresci, el reconocimiento de los festivales, el reconocimiento de los pares de tu país que consideran que tu película puede representarlo y es la que les gusta (…) Ahora falta la audiencia para terminar el círculo”, afirma sonriente Gálvez, que espera con impaciencia la reacción de los espectadores del Festival de San Sebastián.