El reestreno por TVN de Berko: el arte de callar, la miniserie de Promo Cine y Fox Premium protagonizada por Benjamín Vicuña y Daniela Ramírez, trajo de nuevo a la palestra uno de los casos más enigmáticos de nuestra “transición a la democracia”: la muerte del periodista Jonathan Moyle.

El hecho ocurrió días después de la asunción al poder de Patricio Aylwin, el primer presidente electo democráticamente tras la dictadura de Augusto Pinochet, en el marco de la Feria Internacional del Aire y del Espacio (Fidae) de aquel turbulento 1990.

El periodista y editor de la revista de helicópteros Defence Helicopter World arribó al país para cubrir el evento, y por lo mismo, se hospedó en la suite 1406 del Hotel Carrera de Santiago, inmueble donde el 31 de marzo fue encontrado muerto en su habitación.

El caso -representado en la serie con el mismo nombre del periodista- se convirtió con los años en uno de los misterios más oscuros de la transición chilena, dando pie incluso a una novela: El arte de callar (2004).

El libro, que sirvió de base para la ficción que emite TVN, fue escrito por uno de los reporteros que cubrió la muerte del inglés para la revista Hoy, el periodista y autor Roberto Brodsky.

La historia

Si bien las primeras teorías y trascendidos de prensa hablaban de un suicido gatillado por un “juego de autoerotismo”, la tesis fue rápidamente descartada por la justicia.

De acuerdo a un documento desclasificado del Departamento de Estado de EEUU al cual tuvo acceso el periodista e investigador chileno Carlos Basso, fechado en junio de 1990 y escrito por diplomáticos de Estados Unidos en el país, “Moyle fue encontrado colgando en el closet de su pieza de hotel, con una funda de almohada sobre su cabeza y su ropa interior enredada en sus tobillos. Había marcas en sus muñecas que sugerían que había sido atado, y manchas de sangre en las sábadas (sic) de su cama”.

“Más aún, debido a que la puerta del closet estaba cerrada, el cuerpo no fue hallado hasta después que una empleada aseó la pieza y mandó las sábanas a la lavandería. Se dijo que de los efectos personales de Moyle faltaba un montón de carpetas grises que la empleada reportó haber visto antes en el cuarto, así como un maletín que él tenía”, agrega el texto.

De acuerdo a la publicación del director de sinetiqueta.cl, la autopsia determinó presencia de un sedante en el cuerpo, por lo que el caso fue caratulado como homicidio por la justicia local.

Uno de los citados a declarar fue su padre, Jonathan Moyle, quien aseguró haber hablado con su hijo aproximadamente 45 minutos antes de la supuesta ahora de muerte. En el diálogo, este le habría comentado que se había topado en Santiago con una pista vinculada al tráfico de armas a Irak.

Jonathan Moyle

Desde entonces, las motivaciones del asesinato han sido caldo de cultivo de múltiples teorías, algunas ligadas al mencionado tráfico de armas y otras al homicidio en ese mismo mes del ingeniero Gerald Bull, colaborador de Saddam Hussein, e incluso a una “lista negra” redactada por el mismo exdictador.

Según el cable estadounidense citado por Basso, Moyle llevaba consigo una libreta con información sobre “Helios, un sistema de navegación restringido que Cardoen (Carlos Cardoen, empresario chileno dedicado en aquellos días a la industria armamentística) planea incorporar en helicópteros destinados a Irak”, dando con ello espacio a otra hipótesis que indica como culpables del homicidio a “agentes irakíes” con el fin de “evitar que publicara información” para bloquear la venta.

También se ha vinculado al homicidio del coronel Gerardo Huber, ex funcionario de la DINA y alto directivo de las Fábricas y Maestranzas del Ejército de Chile (Famae), quien en 1991 estaba siendo investigado por tráfico ilegal de armas hacia Croacia cuando fue asesinado por un disparo a distancia en el Cajón del Maipo.

Si bien el caso ya prescribió para la justicia chilena, las dudas sobre la muerte de Jonathann Moyle continúan generando suspicacias para la familia de la víctima, que aún clama por justicia desde East Devon, Inglaterra.

En Berko, la ficción de Brodsky intenta dibujar el telón de fondo de aquel paisaje: los albores de un Chile que se alistaba para iniciar una transición a la democracia que, desde un inicio, planteaba más preguntas que respuestas.

“Nos estamos metiendo en las patas de los caballos (con esta miniserie) y denunciando cosas que el mundo no supo, como el rol activo que tuvo Pinochet en esa transición”, contó Benjamín Vicuña a BioBioChile en 2019 a raíz del estreno, donde habló del desconocimiento general sobre la historia de Moyle.

“Sin ir más lejos, yo, chileno, 40 años, escuché la historia parcial (en los noventa). Estas micro historias o anécdotas, eran algo que nunca supe o conocí hasta encontrarme con la novela e investigar”, explicó.

“Como esta, hay miles de historias así. Creo que estuvo oculta porque son verdades incomodas, son verdades que incomodan a muchas personas porque hay intereses creados, y hasta el día de hoy generan ruido, como el tráfico de armas, la trata de blancas, el rol que tuvo Pinochet en la transición, el periodismo, la política, el Estado. Tener la valentía de animarse a contarlo con licencias artísticas y guiños a la novela, ya me parece valiente e importante”, comentó.